Wednesday, February 15, 2006

Ira

Camino a la privada de “Buenas noches… y buena suerte”, al reducir la velocidad siguiendo el sentido del tránsito, un auto avanzó por la perpendicular y dio en mi guardabarros izquierdo. Hora pico. Ningún policía en la zona. No hubo más opción que solucionar el problema como caballeros, aunque todo lo que deseaban mi metro ochenta y tres y mis más de noventa kilos era que el niñato alfeñique tuviera que acudir a algún tipo de cirugía reconstructiva.

Mientras intercambiábamos los datos del seguro, no resultó sorprendente que el registro fuera de los de principiante que entrega el Gobierno de la Ciudad. La gestión Ibarra ha desarrollado un mecanismo más que efectivo para lograr la continuidad de la política que mejor la caracteriza: sumar muertos.

Judío. Cómo no pensar en el chiste de un viejo PC que sostiene que “decir judío de mierda es una redundancia”. Tenía todo el aspecto de familiar pobre de los Schmidtberenson joyeros. El primo al que invitan al country Tortugas sólo una vez al año, para el cumpleaños de una bobe que recuerda a su madre lo mal que se casó, lo estúpida que fue al rechazar al hijo de los Roigman, ahora dueño de locales de informática y casado finalmente con la hija solterona obesa de Sarah Hirschbenstein, de los Hirschbenstein del bufete de Hebraica. Cómo contener el comentario: “si los aliados hubiesen llegado a Dachau cinco minutos más tarde, tal vez nos hubiésemos salvado de un descendiente que no sabe conducir”.

Sería una obviedad deslizar que la ira existe como estallido, pero también como violencia menos contenida que invisible. Que no se traduce en Joe Pesci clavando un tenedor en la aorta de un gangster, sino que es mucho más asequible a la vida cotidiana.

Desde algún lugar muy oscuro despierta un sentimiento que representa todo aquello que técnicamente detestamos. Y cuando está ahí, no hay lógica ni pose ni lucidez que la contrarresten. Necesitamos de ella, de hecho. Al menos de vez en cuando.

6 Comments:

At 9:34 AM, Anonymous Anonymous said...

¡Manda cojones!

si fuese judío te creería antisemita.

Muy gracioso.

 
At 9:52 AM, Blogger Mundo del Cinismo said...

Y en algún punto lo soy, como también soy anti-musulmán (sólo un grupo de imbéciles puede jactarse de subsistir en condiciones medievales, y un grupo aún más imbécil creerles y venerarlos cuando se jactan de haber inventado desde los números a la escuela poética siciliana), anti-católico (se necesita más que una disculpa para justificar las cruzadas, la inquisición y las conexiones del banco ambrosiano con la logia P2), anti-evangelista (¿en qué parte del Nuevo Testamento dice que el uso de insulina es un camino directo al infierno?).

O sea, respeto (y hasta envidio) la fé, pero una cosa muy distinta son sus encarnaciones en niñatos cool de Palermo que llevan remeras con la estrella de David, o los rugbiers viriles de la Universidad Austral que conducen sus 206 y salen con chicas vírgenes reprimiendo una sexualidad basada en rondar en busca de travesties que les practiquen una felación.

 
At 11:13 AM, Blogger Unknown said...

Feeling a bit like Phil Marlowe, kid? ("mi metro ochenta y tres y mis más de noventa kilos")

 
At 2:22 PM, Blogger Mundo del Cinismo said...

Y... Chandler siempre decía que imaginaba a Marlowe en la piel de Cary Grant, ¿y quién no quiere ser Cary Grant?

 
At 8:08 AM, Blogger Unknown said...

¿Dónde dice eso? ¿Me pasás la fuente?

 
At 5:51 PM, Blogger Mundo del Cinismo said...

Yo lo había leído en un artículo de Daniel Link en Radar, pero acabo de probar wilkipedia y está chequeado: http://es.wikipedia.org/wiki/Philip_Marlowe

 

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