Diez historias breves sobre "El champán las pone mimosas"
1 – ¿Y si Gerardo Sofovich fuera como los personajes de aquel cuento de Twain que llegan al cielo y son juzgados no por lo que fueron sino por lo que podrían haber sido?
2 – O tal vez la pregunta tendría que ser por qué un hombre lo suficientemente instruido, savoir vivre y capaz de dar las respuestas más brillantes en las entrevistas más mediocres, opta por formas de expresión populacheras, en las que el ritmo de algunos de sus pasos de comedia se pierde en formulas menos probadas que reiterativas. Suele resultar una tópica comparar a Gerardo con Don Corleone, dados los rumores que lo señalan como un proxeneta de alto nivel que entrega mujeres a presidentes de facto y democráticos, o a futbolistas en ascensos tan vertiginosos como sus inminentes caídas. Y error. Don Corleone encuentra su perfecto correlato local en la figura de Don Julio Grondona atendiendo su ferretería en el sur del conurbano. Gerardo en mas bien Mario Puzzo explicando cuánto le gusta James Joyce, y cuánto más (mucho más) el dinero.
3 – También hay algo de Charles Foster Kane. Desde la frustrante inversión de años y cifras en tratar de hacer una estrella de su esposa sin talento (relegándola hasta el inevitable divorcio al papel de Alelí, la manicura de La peluquería de Don Mateo que se comunicaba a través de una suerte de risa chillona), a su condición de inmejorable anfitrión con el que compartir un whisky y charlar como si fueran amigos de toda la vida, que puede tomar hasta con gracia el mal gesto de un invitado. Para luego dar la orden no tanto de cortar su cabeza como de arruinar su carrera y por ende su vida y no dar la menor importancia al placer de verlo acabado. ¿O alguien recuerda a Beto César? ¿Y a Marcela Tiraboschi? ¿Y Patricia Sarán? ¿Y Gogo Safigueroa? ¿Y el profesor Héctor Giménez? ¿Y Arévalo?
4 – Y por qué no del Max Fischer de Rushmore, en su intento por abarcar y abarcar sin importar los resultados. Algunas de sus creaciones para TV: Polémica en el bar, Operación Ja Ja, La peluquería de Don Mateo, La noche del domingo. Dirigió diez películas: Los caballeros de la cama redonda (1973), Los doctores las prefieren desnudas (1973), Los vampiros los prefieren gorditos (1974), La guerra de los sostenes (1976), Las muñecas que hacen ¡Pum! (1979), La noche viene movida (1980), Camarero nocturno en Mar del Plata (1986), Me sobra un marido (1987), Johnny Tolengo, el majestuoso (1987). En teatro, sólo este año, bajando por Corrientes nos topamos con los espectáculos de revista Operación ja ja recargado (con Norma Pons y Eugenia Ritó) y Diferente (con el travesti Flor de la V) y las comedias Soltero y con dos viudas (con el Negro Alvarez y Ana Acosta) y El champán las pone mimosas.... De esta última es de la que queremos hablar.
5 – ¿Se puede entrar a El champán las pone mimosas con una expectativa mayor a la de pasar un buen rato...? Lo cierto es que una noche, el juez Zafaroni fue al Multiteatro a comprar entradas para una de Facundo Arana y José Soriano. Agotadas. Por ahí andaba Gerardo, se acercó, se presentó, dijo saber de antemano que no era por lo que había ido, pero sin embargo lo invitó a la función que estaba por empazar. Y el juez de la Suprema Corte mejor conocido por sus ideales pseudo-progresistas a favor de la legalización de la marihuana y la unión civil entre personas de un mismo sexo, parece que no sólo no se tapó los ojos antes las señoritas ligeras de ropa, sino que a la salida agradeció a Gerardo.
6 – Hay algo de vodevil. Y por definición, sabemos que el vodevil tiene algo de anticuado. Incluso de forzado en sentar su comicidad en una serie de enredos que no siempre hacen a la trama. Sin embargo, la obra funciona (y muy bien) al exacerbar ese tono anticuado con referencias al mito del macho porteño de los setenta. Si Gerardo filmara una película ambientada durante la última dictadura, no habría centros de detención ni madres de Plaza de Mayo sino boites y empleados de los despojos del Estado de Bienestar que salen por la noche sin saber que a pocos metros están pasando cosas. De hecho sí las filmó. Y cualquiera de sus escenas son infinitamente más perturbadoras que Crónica de una fuga.
7 – Sinopsis: la señora de la casa que vive de su marido (en tiempo de liberación femenina en que no hay riqueza que bloquee el desarrollo de una carrera) se entera que éste llega pasada la madrugada porque se quedará trabajando en la empresa que le pertenece (en tiempo de capital globalizado y directivos que no son dueños de los medios de producción sino que están bajo contrato). La señora envía a su mucama con uniforme (en tiempos en que el servicio doméstico es casi de la familia, al punto que los niños hablan guaraní antes que castellano) para que haga entrar al primer hombre que pase por la calle, y desquitarse con la probable infidelidad de su marido. Entra Gabriel Almirón, mejor conocido como Paco Tillo. No es muy apetecible que digamos. Entonces la señora dice que lo hizo entrar porque necesitaban a alguien que arreglara una cañería. Y pasa a hacerlo. Mientras tanto, la mucama (Nazarena Vélez, reincorporada luego de su accidente) va en busca de otro hombre. Éste sí le gusta a la señora (Silvina Luna). Es René Bertand, descendiente de César Bertrand y tan gracioso como su padre. Tal vez el mejor actor de comedia desde Luis Brandoni (¡¡¡LE INFLARON EL BOMBO A LA NENA!!!, ¡¡¡¡LE LLENARON LA COCINA DE HUMO!!! ¿SABES QUE TENIAN...? EMPANADAS... TRES MISERABLES EMPANADAS QUE LES SOBRARON DE AYER... QUE MISERIA...). Cuando la señora ya se puso un tanga y la mucama trajo el champagne, llega una amiga de la señora que acaba de abandonar a su esposo golpeador. El potencial amante se esconde. La amiga se va a descansar y el adulterio está por cometerse pero llega Paco Tillo. A quien le dicen que el amante es en realidad el marido. Y al ver el champagne Paco Tillo recuerda que su abuela tenía título nobiliario. ¿Baronesa? ¿Duquesa? ¿Marquesa? ¿Condesa? Nope. Madama.
8 – Entretanto también llega el marido de la señora antes de los previsto. El amante potencial al principio se esconde. Y luego se hace pasar por el modisto (obviamente gay) de la señora. Y en eso llega una nínfula nabokoviana (llamada no casualmente Loli), que es la sobrina de la amiga de la señora, a quien le pide que se reconcilie con el marido golpeador. Y se suma una amante del señor dispuesta a extorsionarlo, y finalmente llega el marido golpeador que no es otro que Adrián “Facha” Martel. Enredos. Muchos enredos.
9 - ¿Es una buena obra? Probablemente no. ¿Justifica gastar cuarenta pesos de entrada? Sí y sólo sí fueras Donald Trump, pero en ese caso conseguirías invitación. ¿Vale la pena asistir? Definitivamente. Si acaso hay un motivo para tener un poco de amor por un oficio como el de reportero, es que o bien se puede hacer dinero suficiente para gastos en apariencia improductivos, o bien se pueden conseguir en forma gratuita los productos y servicios que constituyen ese gasto improductivo. O incluso, en ocasiones, ambas cosas. Y sumado a la jactancia de estudiante universitario capaz de tomar distancia; no se puede esperar un espectáculo de gran vuelo, al que por otro lado tampoco aspira.
10 – El público oscilaba entre los 40 y 70 años. Aunque nos dieron butacas en la primera fila, decidimos ir detrás, para no terminar con tortícolis. Delante nuestro había una pareja de lesbianas a las que saludó Nazarena finalizada la obra.
8 Comments:
faltó tocar el tópico: "pata de palo".
me gustó el reporte.
Lo suyo es como ser cronista de guerra o ser amigo de frodo y acompañarlo a Mordor, lo felicito por su valentía.
con onetti no transo, es mío.
Cuántas damas, caramba. Más que los comments de un blog parece la tapa de Cosmo. En fin:
(a mamma) gran idea, pronto habrá post sobre las leyendas urbanas en torno a la pierna de Gerardo.
(a lady) nah, no creas. Es decir, disfruté gustoso de El champán..., en cambio de Frodo no pude terminar de ver la primera nunca y ni hablemos de sus libros.
(a lady boutique) wow... nunca pensé que en un mismo espacio se pudiera hablar de Onetti y de Gerardo Sofovich. Perturbador.
no tan raro.. tal vez sofovich sea un personaje de onetti expulsado de una novela por transformarse en lo que es.
No sé, particularmente lo veo más a Gerardo en una versión de "Casino" de Scorsesse. Vistiendo saco cruzado rojo mientras suenan al mismo tiempo Johnny Hartman y Jeff Beck.
Me parece que la opinion es muy subjetiva.
1º podria decir que la magia del teatro permite que la trama de la comedia sea diferente e innovadora, y al ser teatro la mucama puede estar vestida con uniforme, lo que además sirve a la caracterización del personaje; y la mujer ser una mujer liberal que se basa en el dinero de su marido para vivir. En los populares countries el caso sucede, y muy seguido.
2º La comedia se basa en situaciones disparatadas e impredecibles. Esas leyes están pactadas implicitamente desde los comienzos de la comedia.
3º Si se puede decir que el "Champan.." no es sino una comedia ligera pero que le permite a la gente relajarse y disfrutar de una comedia de enredos, que por cierto, muestra una escenografía excelente. Y actores comicos de experiencia, como marcelo De Bellis o René Bertrand
La magia del teatro lo perimite todo.
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