Wednesday, October 25, 2006

La semana de los cinco presidentes

Nico era tan lento que al pronunciar su nombres extendíamos el sonido de las vocales, demorando lo que no tenía que durar más que unas cuantas fracciones de segundo. Al principio creíamos que era una ingenuidad transitoria. Las consecuencias de un hombre tranquilo (demasiado tranquilo), con una madre que te hablaba peste a espaldas de alguien que acababa de retirarse, y que a los pocos días repetía las críticas por lo bajo ahora dirigidas a uno mismo, una vez ausente.

Nico tenía una novia. Meli. Supuestamente una campesina ingenua egresada de colegio de monjas. Nunca hablaba. Era compañera de danzas árabes de la hermana de Nico, y como siempre pasaban a buscarla, mamá fue quien ordenó "vos vas a salir con mi hijo". Y así nació el amor. Tendrían dieciséis años. Nico tardó tres o cuatro en cogérsela. Al principio se optó por un laissez faire para que se diera cuenta por sí sólo, pero más tarde empezó la presión. Nico llegó a contar que en un par de ocasiones se desvistieron, pero... "no entraba".

Entra, Nico, entra.

Si no hubo opisiciones al romance (tiempos en que la juventud permite menos susceptibilidades) fue porque algunos pensaban qué mejor para un lento que una campesina. Sin embargo, la campesina nunca presentaba a sus amigas...

Tuvieron que suceder los levantamiento del 19 y 20 de diciembre. El toque de queda. Ningún lugar al que ir, al punto que el cumpleaños de cualquier perdedor comenzaba a cortizar. Así sucedió con el de (llamémosle) Tchami. Así fue como, con demora, finalmente conocimos a las amigas campesinas de la campesina. Que resultaron bastante más ligeras y reventadas y fáciles y mal maquilladas para la categoría.

Una pasó por un gendarme, supuestamente de novio, y luego bebió lo suficiente como para ser sodomizada sin condón en el garage de los de Tchami. Otra justificaba su propio noviazgo como dique moral, a la vez que bebía lo que quedaba de un vaso que alguien acababa de dejar, hasta de pronto desmayarse y practicar una mamada. A una tercera nadie la tocó porque tenía caderas demasiado anchas.

La novia de Nico perecía entre la vergüenza ajena y la desesperación de un mago al que le acaban de descubrir los secretos.

Ese verano, la campesina y sus amigas se iban de vacaciones por su cuenta, a la misma ciudad dormitorio frente al mar que parte del grupo de amigos. Alguien ofreció a Nico dar una vuelta por lo de su novia, sólo por rutina.Por si llegaba a necesitar algo, etcétera. Nico no sólo se negó, sino que hasta se mostró un poco molesto.

Las encontraron. Y la situación se parecía a la de aquella fiesta en lo de Tchami, durante la semana de los cinco presidentes. Nada en particular. La crónico de una muerte anunciada. Al poco tiempo, Nico y Meli pusieron fin a su relación. Una tarde, él cruzó a la abuela de ella, y pensando (evidentemente) que a él ya no le importaba nada, le contó que Meli tuvo otro hombre hacia el final de su relación.

Nico se entregó a su madre y lloró. Por haberle presentado a una mujer infiel.

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