Un hombre dejado
Un amigo. Nos asociamos en los encargos a nuestro proveedor de cine oriental. Para llegar al número que implica descuento y envío a domicilio. Como no nos vemos demasiado a menudo, le mando mi lista y él completa la transacción. Finalmente, con la excusa de compartir un capuccino, nos reunimos y liquido mis deudas.
El último encargo llegó el día anterior a mi partida al festival de Mar del Plata. Quedamos en hablar a mi regreso. Y así fue. Sólo que a cada llamado telefónico o no respondía o pedía disculpas y prometía en llamar el fin de semana siguiente. El síndrome de abstinencia cedió a la amenaza. Correo electrónico: "si vas a timarme mis películas, mejor que antes te las pague, ¿no?".
Me recibió el viernes en su agencia de publicidad. Y me contó que el motivo de tanta ocupación y ausencia, se debió a que en realidad estaba rompiendo una convivencia de más de seis años. Ahora está mejor. Para olvidar a su concubina, o mejor dicho la afición de ella por las comedias románticas norteamericanas, llevó a un ligue a su casa y le mostró "Chunking express" de Wong Kar-Wai. Parece que no la entendió... Ella. No él. Con él, de hecho, ya quedamos en un nuevo encargo al proveedor.
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