Cruzando a un conocido
Camino al videoclub amigo, crucé a una persona de esas que te hacen lamentar el no haber tomado el otro camino. Médico psicoanalista, ahora auditor de una prepapaga dado que el crédito hipotecario y la educación de sus hijas pudo más que su compromiso y admiración por la obra de Jacques Lacan. No había mucho de qué conversar, así que la pregunta fue "¿qué tal tus cosas?".
Él: "bien ché... separándome...".
Si se hubiera tratado de un amigo, estancado como quien suscribe en ese limbo transitorio más cercano a los treinta que a los veinte, la respuesta hubiera sido simple: "sucede...". Pero tratándose de un sujeto más cerca de los sesenta que de los cincuenta, me vino al recuerdo un almuerzo de Mirtha Legrand en que preguntó a Julián Weich cómo iba su divorcio, a lo que ese maldito nieto perfecto conductor de programas de entretenimiento para desempleados y ancianas, dejó entrever por primera y última vez un ápice de cinismo: "bien, bárbaro...".
No dejaba de ser perturbador que un actor menos que de reparto como el mal imitador de John Cusack con el corazón roto, al que la soltería llevó irremediablemente al sarcasmo, mostrara una pena más honda que la del propio protagonista, hombre con una vida ya establecida que de pronto se va a la mierda, en un pasado reciente plagado de indolencia y con respuestas para todo.. "Y... se venía gestando... pero todo bien, me estuvo ayudando a buscar departamento. Quiero mudarme cerca, así las nenas tienen dos casas. Lo que pasa es que es mi primera separación..."
Dado que el consuelo no funcionaba, se me ocurrió decir que el éxito de los libros de Osho en parte se debe a que el autor plantea algo así como la idea de una gran familia con lazos de sangre a medias: los hijos de tu ex, los que tuviste con tu ex, los tuyos con uno anterior, los de tu actual pareja, etcétera. Creyó que era un chiste y rió. Tal vez porque los que más o menos me conocen esperan un "remate" con gracia, tal vez porque Osho funciona mejor (mucho mejor) menos como gurú que como escritor fantasma de Saturday Night Live.
NOTA: mientras esperaba el momento para despedirme, sin que la retirada pareciera forzosa, más considerando el riesgo de las susceptibilidades que debe acarrear una separación; sonó el celular de mi interlocutor. Su esposa, o ex esposa o futura ex esposa. Él: "sí, estoy a media cuadra... no, no, ya estoy, en cinco minutos... inicio, apagar equipo... no, está, dejala, estoy en dos minutos...".
Fue él quien debió apresurar la despedida. El amante del amor, que una vez contaba haber perdido su oportunidad con la chica más hermosa que había conocido, cuando ella le preguntó si le gustaba Sandro y él respondió que no; de pronto estaba diciendo: "las mujeres no saben apagar una computadora... por eso se casan".
1 Comments:
weich al paredon
(me rei con ud.....)
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