Bailando en la proa del Titanic
Algunas cosas que sucedieron por estos días.
-Chica très cool es invitada a una cena en la que no conoce a la mayoría de los presentes. Conversa con redactora de una revista no menos cool. En la que trabaja el diseñador que la abandonó a días previos de intentar convivencia. Pregunta por él. La redactora a su vez le pregunta si son amigos. Y la chica très cool miente, sí, lo conozco de gente en común, de vez en cuando nos cruzábamos. Respuesta final: "bien, el jueves pasado estuve en su casamiento...". Con una diseñadora de ropa drogatas iletrada que lee a Cortázar y asiste al BAFICI y a muestras del grupo Stencil.
-Un virus destruyó el disco rígido del director de una revista de literatura, arte y pensamiento (sic), siquiera capacitado para redactar los volantes de una ferretería. Sin embargo, en un tiempo y lugar con muchos más aspirantes a escritores que lectores sagaces, el gacetillero predica un mensaje de "diez años de literatura tirados por la borda..." (ríanse, sí, sí, lloremos con el genocidio de Rwanda).
-Un sujeto aludido en alguna historia que alguna vez tomó parte del Mundo del Cinismo, envía topos para que lean las últimas actualizaciones y le informen en caso de que se haga referencia a su persona. No entra por sus propios medios dado que dice sentirse muy herido ante la maldad incontinente del equipo de redacción.
-El mismo día en que se confirmó el tercer embarazo en la familia, renové mi pasaporte europeo y mi último ligue devolvió el par de discos que olvidé en su casa, a la amiga a través de la cual nos conocimos (eliminando la única y última excusa que quedaba para reencontrarnos).
-Hablando de discos, un amigo con el gusto musical más sofisticado comparte en sus archivos del programa de bajadas una de esas bandas abocadas al reciclaje menos astuto que políticamente correcto. Para su novia. Cómo no atacarlo, cuando finalmente para el coleccionista más sádico la vida es como una película de Fassbinder: tan densa y compleja y sórdida y trágica, pero que a fin de cuentas converge en una conclusión tan pedorra como realista del tipo "lo que buscamos es alguien que responda a nuestro mendigar de unas migajas de amor".
-Hablando de pasaportes, una amiga que insiste con presentaciones (cuando su propia vida sentimental no funciona), dijo que de ahora en más, cuando le hable de mí a una soltera, aparte de lo que ya se sabe le dirá "y tiene ciudadanía italiana..."
-Cada vez más personas con las que no hay demasiado de qué hablar, preguntan cuándo se estrena El código Da Vinci.
-La parte femenina de un romance ocasional cuya descomposición llegué a presenciar desde el punto de vista de él, conversando dio su visión de una noche en particular. Mientras ella descartaba amantes, para irse finalmente con uno lo suficientemente alcoholizado como para que nada sucediera, él intentaba sin demasiado suceso probar suerte entre chicas de quince años que escuchan Miranda! y llevan los pantalones lo suficientemente bajos como para dejar a la intemperie el tanga.
-Dos rubias falsas. Una está por invitar a la otra a una fiesta. Hasta que recuerda que en la misma estará un romance veraniego de la otra. Acompañado por su novia de toda la vida, de viaje por Canadá en los días de sexo sinsentido. Una de las rubias falsas apagó el celular. Adivinen cuál.
-Un amigo de toda la vida, padre a la fuerza y en pareja con una mujer por la que no siente demasiado apetito sexual, va a comenzar terapia. Le recordé que de donde venimos, las cosas no se solucionan así. Y él se encogió de hombros.
5 Comments:
Pudrite
Bueno... Gracias, vuelva prontos señor Homeros!!
No puedo esperar a ver la película de El código Da vinci. Y eso que no leí el libro... o será más bien a causa de eso.
Prec que borramos comentarios??
(doc) lo hablaremos el sábado, en caso de que ya sabés quién no lance su ya sabés qué en mi rostro.
(al usuario anónimo) por respeto al amable lector, dado que los comentarios suprimidos no contribuyen a la construcción de una voz plural sino a la agresión, al denostar y a la especulación (como dijera Aldo Rico "el hospital es mío" -risas)
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