Notas sobre una fiesta
Al dejar el lugar, alguien mencionó a los amigos con onda y a los amigos a los que se quiere. La diferencia entre unos y otros es que no necesariamente se quiere a un amigo por su onda; de hecho, se puede no querer nada a un amigo con onda, pero sí que sabe dar buenas fiestas.
Mi amiga, la socióloga católica, ofrecía una. Se va. Incluso estando de novia, por primera vez, con un sujeto que baila. Cuando pasaron un tema acerca de un tiburón, él juntó las manos y simuló una aleta y dio unos pasos dignos de celebridad de segunda línea en concurso de un programa de entretenimientos a beneficio de algún hogar donde los sacerdotes rezan un Ave María a la hora de acabar en el culo de un niño indigente, y así pensar en otra cosa y retardar la eyaculación.
Buen tipo. Lástima que muy rara vez la bondad tiene su correlato en la inteligencia.
Pero no sólo baila. Está bautizado y de vez en cuando la acompaña a misa.
-¿Y sin embargo te vas...? (risas)
-Es por un año. Vamos a seguir escribiéndonos. No me voy a quedar allá.
-No, no, claro. De hecho te va a esperar... te va a esperar y a los quince días de tu regreso te va a salir un posdoctorado, y vas a tener que tomar un préstamo en divisa y quedarte dos años allá para pagarlo, y él te va a seguir esperando, y mientras tanto cualquier Pete o Daniel será un amante mucho más mediocre pero está ahí, y su madre protestante se irá haciendo a la idea de que una argentina de clase alta venida a menos es mucho menos peor que una paki o una negra, y él te va a seguir esperando y si no le rompés el corazón es porque todavía cree que hay esperanzas de que vuelvas. Hagamos apuestas, pago 3-5. El mejor precio del mercado, podés averiguar.
Por ahí estaban sus compañeras de danza. Las clásicas botas de Caballito que después de la devaluación reemplazaron la tintura por el agua oxigenada. Y un socías de Val Kilmer alguna vez enamorado de mi amiga, la socióloga católica, con el que llegó a haber un par de besos, pero luego ella dejó de devolverle las llamadas. Y una estudiante de universidad privada que militó en el partido de Ricardo López Murphy, y una docente de sociales que dijo preferir hablar de "activismo" más que de "militancia", y que "es muy fácil criticar desde afuera" (SIC) la tormenta de mierda de lambiscones que es el ámbito académico. Y el hermano de mi amiga, la socióloga católica, bastante avejentado luego de su matrimonio, y su esposa y novia de toda la vida que celebra los comentarios de cualquier persona que haya leído más de los dos libros que ella nunca leyó, por más que se trate de un perfecto imbécil. También estaba mi amiga, la periodista de danzas, que también se va del país. Aunque no para perfeccionarse sino para iniciar una convivencia. Como su novio le pagó tres aéreos en un año, los padres de ella, divorciados que no se hablaban desde que acababa de salir el primer simple de las Spice Girls, ahora se llaman por teléfono y traman conspiraciones de acuerdo a las cuales el novio es el cabecilla de algún cartel. Y un primo médico, de aspecto nerd, que olvidó que los nerds de ayer son los cool de hoy, y hablando de gente cool una productora de TV por cable con la clásica nariz hebraica haciendo juego con mirada de chica insatisfecha sobre la que avanza la nada.
Mi amiga, la periodista de danzas, llegó a la fiesta luego de pasar un rato por el cumpleaños de Maia Benderseky. Al que, por supuesto, ningún integrante del equipo de redacción del Mundo del Cinismo fue invitado. Parece que sirvieron trufas. Tal vez las cultivan en alguna granja para recuperación de adictos, en la que colabora el esposo "activista" de Maia M.
4 Comments:
Parece que empezó la semana medio cruzado MDC.
Keep the good work!!
:-)
Tendria que haberse pasado por mi fiesta de disfraces del sabado, MdC. Por lo menos habia 2 (dos!) odaliscas.
"un sujeto que baila", comentario Canario si los hay...
(me equivoco, MdC?)
no se entiende.
Finch, menos cháchara y más trabajo en su promesa de la tapa de Sargento Pimienta con agregados. Barna, hubieras invitado hombre. Igual, el disfraz de odalisca es ciertamente peligroso. Y claro, el Canario no baila, hace lo mismo que cuando va al casino, pide en la barra una bebida y va por los pasillos cual Amilcar de Vicenzo Rossi (aquel personaje de Calabromas). Usuario anónimo, y buhè.
Post a Comment
<< Home