Wednesday, September 13, 2006

Vidas paralelas

Echando un vistazo al tercer y más que riguroso tomo de la historia de la TV local de Jorge Nielsen, vienen a la mente recuerdos, y muchos.

Uno en especial: el del ventrílocuo Chasman.

Cómo no preguntarse qué habrá sido de su vida. Y cómo no enterarse, a destiempo, que murió. Y creer que murió como se creía que había muerto César Bertrand, cuando en la sobremesa alguna colega evidentemente desinformada lo afirmó sin dudar. Pero no. De acuerdo a información de la red, el 20 de mayo de 1999 (hace tanto tiempo, que entonces había convertibilidad), a poco de cumplir 61 años, el muñeco Chirolita perdió a su ventrílocuo.

Tuvo el más digno homenaje al que puede aspirar un hombre. O sea, un cameo en Locuras de Isidoro. Y en una coprotagonizada por Cachorra. Alguien quería timar a Isidoro en el hipódromo, pero el rey de los playboys se entera, cruza a un gomía, y acto seguido el castigo al traidor se consuma cuando, en un discurso público, el timador comienza a decir que donará el dinero en cuéstión.

En la última viñeta, Cachorra explicaba que el gomía al que cruzaba Isidoro era Chasman, quien utilizó su genio de ventrílocuo para simular que de la boca del malechor salían las frases que no dijo.

Era muy común que las Locuras de Isidoro incluyeran menciones y cameos de personajes de la vida pública. Con las reediciones, los mismos cambiaban de acuerdo al paso del tiempo. El "Polaco" Goyeneche se convertía en Raúl Lavié, y algún cheff que ya no tenía vigencia en "el gato" Dumas. Chasman siguió siendo Chasman.

Da tristeza pensar que su muñeco Chirola probablemente quedó en un armario, con la madera pudriéndose y el brillo de sus mofletes ya sin rubor. Y qué terrible era comprar una aventura de Isidoro que no se recordaba haber leído, y descubrir que era un reciclaje de cuadros pertenecientes a otras, con los diálogos cambiados.

Dante Quinterno, el creador de Isidoro, también murió. A los 93 años, el miércoles 14 de mayo de 2003. A diferencia de Chasman, que tuvo su show televisivo y participaba de cuento programa conducido por Leonardo Simmons y Silvio Soldán, fue más bien una especie de Howard Hughes argentino. Más que cuidadoso, obsesionado con el resguardo de su vida privada. Dio una sola entrevista, que parecía más bien una conversación con el diario amigo. Dicen que era habitué de Mau Mau, y que de hecho se basó en sí mismo para la creación de Isidoro Cañones.

1 Comments:

At 4:36 PM, Anonymous Anonymous said...

Quiero saber quién sos. Me gusta mucho lo que escribís, mejor dicho, el cómo; no tanto la historia, sino más bien el discurso. Es decepcionante, pero soy la estudiante media de periodismo.
rumpelstiltsquin@yahoo.com.ar

 

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