Monday, May 30, 2005

La Fábrica de Galletas

Cuando Papá Q convirtió a su novia de toda la vida en Mamá Q, también hizo suya la dirección de la Fábrica de Galletas que había fundado la familia de ésta. Fueron épocas felices. La Fábrica de Galletas era una especie de Disneylandia cuyo patio trasero albergaba un jardín con casas de mazapán y techos de caramelo.

Todos los años, en vísperas de navidad, operarios y ejecutivos se reunían para compartir chocolate y malvaviscos.

Hasta que Mamá Q fue gestando un infierno pequeño-burgués...

La ruina empezó por la época en que, con el fin de inyectar dinamismo a la Fábrica de Galletas, Papá Q pensó en comprar la licencia de unos bizcochos llamados “Doña Amparo”. Estaba por cerrar el trato cuando Mamá Q lo obligó a dar un paso atrás. Ése dinero lo necesitaban para la educación de sus hijas, sin mencionar que el proyecto era lo más estúpido que había escuchado...

Poco después Bagley compró la licencia de los “Doña Amparo” y los rebautizó “Pepitos”. Los Q habían perdido un negocio millonario.

Harto de su vida miserable, una noche Papá Q dijo que salía a comprar cigarrillos. Pero subió a su camioneta y manejó 400 kilómetros, durante toda la noche, en dirección al casino hasta entonces más cercano. Apostó los balances de la empresa a “banca”. Salió “banca”. Papá Q dejó los balances, más lo ganado, en “banca”. Volvió a salir “banca”. Una vez más, Papá Q fue a todo por “banca”. Y salió “banca”. Después cambió a “punto” y volvió a salir “banca”...

Papá Q estuvo a poco de suicidarse, pero recordó a sus hijas y no tuvo agallas. Y eligió la peor opción: volver a su casa. Desde entonces, no odia a su familia tanto como se odia a sí mismo por odiar a su familia...

Esa mujer... entrados los noventa, lo obligó a vender por migajas la Fábrica de Galletas. Una vez que ésta pasó a manos de Bizcochos Alegría, los operarios y ejecutivos dejaron de beber chocolate con malvaviscos para las navidades.

Sin mencionar que un par de años más tarde, Nabisco compró las empresas de Bizcochos Alegría, pagando millones por la Fábrica de Galletas...

Hoy el musgo flota sobre la piscina en la casa de los Q. Algo huele a podrido. Mamá pasa los días retirada en un mundo de escocés sin hielo y reproches. Papá suele ver los patos que se detienen a descansar en la piscina, y se pregunta a dónde emigrarán.

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