Lo intrascendente y lo anacrónico II
Ayer vi una película dirigida por Leonor Benedetto. Se llama "El buen destino", y si la mierda fuese poesía, la ópera prima de Leonor equivaldría a Milton o Dante. La historia es algo así como un relato coral sobre un grupo de amigos, con Federico Luppi como profesor de historia "progre" que emprende discusiones filosóficas con un ex alumno devenido policía corrupto que quiere atrapar y castigar a una pandilla de adolescentes tardíos xenófobos (encabezada por Nico Vásquez, de "¿Quién es el jefe?"), Pablo Rago como maestro pizzero que a poco de casarse engaña a su novia preñada con una bailarina de tango, Gustavo Garzón como artista que tiene una aventura con una hija de Luppi casada con un desempleado violento que comienza a cometer pequeños hurtos.
Amén de un discurso completamente reaccionario (luego de querer salvar a los chico malos, Luppi finalmente los denuncia a la Ley), las mujeres de la película cuando no son engañadas por sus esposos son ellas mismas las que emprenden el adulterio, y cuando no son histéricas parecen menos que una puta. Salvo una especie de personaje demiúrgico que entra en escenas sin mucha justificación, representando una idea de totalidad, de sabiduría (o sea, representando a Leonor). En la función estuvo María Carámbula, que interpreta en la película a una censista que para calmar ánimos escucha en su walkman un tema de los ochenta interpretado por una mala imitadora de Carly Simon (los títulos finales son esa canción, y el off de María Carámbula traduciéndola para un personaje de provincias que no sabe inglés).
Como muestra cinematográfica, el mayor mérito de Pinamar parecería ser de carácter gastronómico: las funciones de prensa de entre las 16 y las 17 horas, invitan a escapar hacia Tante y saborear su té negro aromatizado con fresas salvajes, acompañándolo con un pedazo de strudel caliente con helado, crema, chocolate y frutos del bosque. Al menos en su octavo día, lo mejor del festival sigue siendo la trucha condimentada con paprika y pimienta negra, o el ciervo salteado con panceta y vegetales, cuando no un lenguado. Lejos de la obesa crítica acreditada, que se refugia en parrillas por una suprema maryland. Alguien debería avisar sobre la amenaza de esta subcultura. Aunque si se la conoce, se la puede evitar y sacar réditos. Ahora mismo, mientras se encuentran en algún local nocturno varado en 1995, tipeo en una sala de prensa vacía, lejo de paraíso pero también del mundanal ruido.
2 Comments:
¿Para cuándo la Sección Gourmet? Platos mediterráneos y tragos veraniegos...para empezar...
Sólo diré que s alguien viene a Pinamar, no debe irse sin probar en Tante el marquise de chocolate aromatizado con naranja y acompañado por mouse.
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