Saturday, March 04, 2006

Kosiuko

Antes de entrar a "Capote", mi amiga pidió si la acompañaba al local de Kosiuko. Para cambiar un regalo de cumpleaños. Sabía que iba a detestarla. Y sin embargo no sólo lo pidió, sino que allí fuimos.

Mientras explicaba que el regalo era de su prima rubia falsa, y que su prima rubia falsa había sido una chica inteligente hasta establecerse en pareja con propietario de casa en country y piso en edificio con pileta (sólo para decirlo, y eventualmente que lo vean); se me ocurrió bautizar a su prima rubia falsa con el nombre de "trilliza", y acto seguido recordé mis dos noticias de verano favoritas.

Una, cuando a una de las trillizas de oro le desapareció una joya, culpó a su mucama, pero al hacer la denuncia, la polícía las encontró en un garito frente al casino. Habían sido robadas por el mejor amigo de uno de los hijos de la trilliza en cuestión. Apellido patricio e inmejorable familia. Aunque no es tan grave que las haya robado, como que las haya reducido en un lugar tan obvio, y peor aún que el tendero llevara a cabo una transacción con un menor de edad.

La otra, Ulises Dumon y Norman Brisky quedan en ir a pescar tiburones, Ulises Dumont no puede, Brisky invita a Gerardo Romano; navegan en gomón mar adentro, ven una sombra muy fea, el guía que los llevaba saca su revólver, dispara, no le da a un tiburón, sino a una tortuga en extinción, de las que quedaban cinco. La llevan a la costa para salvarla, alguien pide al guía su permiso para portar armas, y mientras lo demoran, ahora quedan cuatro de esas tortugas.

Delante nuestro había un espécimen de envejecimiento prematuro. Comprando el mismo modelo de cartera que mi amiga estaba devolviendo. "Pilar", decidimos llamarla. Acompañada por una hija tan aria y pura que dejaba a los chicos de "Village of the damned" como los desnutridos de un documental de Pino Solanas. Fácil imaginarla en su 4x4. Si los hombres compran una auto ágil y deportivo cuando su pene ha dejado de funcionar, las mujeres necesitan de 4x4 para ganar el espacio que se estrecha entre las paredes de su vagina. ¿Qué tienen en común Pilar y su esposo y las ordenanzas del Papa Ratzinger? Que cada vez que fornican, ella queda embarazada. Hasta ahora sólo tienen una niña, claro. ¿Peor qué más necesitan? El señor Pilar puede pagar Kosiuko. Y lo mismo el marido de la prima rubia falsa, embarazada.

Las empleadas de la tienda observaban con cierta envidia a las consumidoras. La de la caja llevaba la cabeza inmersa en agua oxigenada y sus senos de hospital público a punto de hacer estallar su escote, y repetía la palabra "gordi". Había otra, evidentemente recién llegada, y muy preocupada por hacer carrera (¿en una sucursal de Kosiuko?, en fin...), que se quejaba porque nadie acomodaba la ropa que quedaba en los mostradores. La rubia dijo en voz baja, a una compañera, "síndrome de histérica". Pilar, para entonces, debía estar sacando su 4x4 del segundo subsuelo.

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