Djuna lo hace por un peso

Entre niñatos saliendo de colegios privados, ancianas judías al encuentro con símiles para la hora del té, Botas de la más baja curtiembre y algún que otro Yimi que o bien salió temprano de la oficina camino al after hour, o bien venía de una diligencia que demandó su oficio de abogado o contable, y aprovechó para una visita al Once, más precisamente a un local que le recomendaron en donde venden falsificaciones de Vitamina (para su bichi, con la que cumplen de aniversario este jueves el plazo que va del entusiasmo ciego al hastío terminal); en la puerta de Distal, más que un saldo, uno de esos estantes que sacan para eventos del tipo "la semana del libro", promocionaba títulos que antes costaban dos pesos, ahora por un peso.

Mierda. Pero se ve que hay algo de verdad en eso de que de la mierda surge la rosa. Porque en el anaquel yacía un ejemplar de los Selected works of Djuna Barnes. Precio en la contratapa de nueve libras con noventa y nueve. Y cómo no recordar al ligue al que se obsequió una edición en castellano no demasiado bonita, pero la única disponible de El bosque de la noche, y lo mucho que apreció que el ejemplar fuera de tapa dura, y lo poco que le gustó esa historia de lesbianas expatriadas y circo en la que no sucede mucho.

O tal vez sí. Tampoco sucede demasiado, narrativamente hablando, en El buen soldado ni en Mrs.Dalloway; apenas algunas decisiones en apariencia muy insignes que terminan arrastrando la ruina de algunos personajes.

Un peso. Cómo no pensar en la cifra mucho más dolorosa que cobró la dentista por una corona que no pareciera salida de un remanente de Robocop. Una escribió una novela que prologó el amargado Thomas Eliot, la otra dice frases del tipo "la vida es una sola y hay que vivirla con tutti".

La que lo hace por un peso es Djuna.