El doctor Bucay, traicionado por sus lectores
El marco es el de una institución educativa, a la que hasta hace dos años asistían la ex titular del gremio docente, Mary Sánchez, y el hijo del mismísimo tele-gurú, Jorge Bucay. Una señora de los más altos renglones, en sus años jóvenes socia y habitué del Lawn Tennis Club, observa la afinidad entre el argumento de la película Milagro en Milán (1950), y cierta literatura del sur estadounidense.
No sólo porque el film aborda un conflcito racial, explicaba, sino más bien por su tono con reminiscencias a las vez fantásticas y ligadas a la picaresca. Dio un caso, una historia sobre una preja muy pobre que se quiere hacer mutuamente un regalo de navidad, él le compra a ella un peineta, ella a él una cadena para el reloj...
-Sí, y él había vendido el reloj para comprarle la peineta, y ella había vendido el cabello para comprarle la cadena... -interrumpe una Botas teñida de rubio, contadora y licenciada en administración de empresas por la Universidad de La Matanza, que trabaja en la Dirección General Impositiva y está de novia con un abogado.
Ante la sorpresa, alguien preguntó a la rubia si había leído ese cuento de O.Henry.
Y no. Conocía la historia de un libro de Jorge Bucay.
2 Comments:
Tetmrico. Que Bucay sea el que introduzca a la gente a estas narraciones me chupa hasta la ultima gota de integrado cultural.
Con Gutemberg esto no pasaba...
Ahora entiendo a las Botas, y a Bucay. Siempre hay un roto... etcétera.
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