Indignación moral
En la habitación de al lado se aloja la hija de un reconocido distribuidor junto a su novio, ligue o lo que fuere. Menos Lolita de Nabokov y más Luisana Lopilato buscando ser aceptada en un grupo de cools de Palermo, es de esas personas que usan aros en diversas partes del rostro y exhiben los pies desnudos para que se vean las uñas pintadas con colores supuestamente exóticos. Al salir hoy al balcón, de su habitación provenía olor a marihuana. En el ipod sonaba una canción del disco de Leonard Cohen producido por Phil Spector, que dice algo así como "las paredes de este hotel son demasiado delgadas / y ayer te escuché haciendo el amor con otra persona". A tiempo real, ninguna persona medianamente inteligente podría enamorarse de la hija del distribuidor (tampoco el Algeciras es el Chelsea).
Claro que las personas hablan de sexo mucho más de lo que lo practican, y en fin, es necesario dar una imagen supuestamente deshinibida. Y considerando que la prensa acreditada en su mayoría son hombres, y que del porcentaje femenino no hay demasiado rescatable (al menos en términos estéticos), los blancos son los mismos. Una reportera mitad Isabelle Huppert y mitad Andrea del Bocca (ambas mitades equivocadas), hoy por la mañana recibía el cortejo del actor de una película española sobre una madre que se entera de que su hijo es adicto a las drogas y emprende una cruzada contra el narcotráfico. Aparentemente el actor ya había iniciado la conversación la noche pasada, dado que le preguntó por qué se había ido tan temprano de una fiesta (o sea, a las 4 am); pero ella aparentemente sólo está interesada en editores de grandes medios, y en fin, en este evento no hay demasiados editores, ni tampoco grandes medios.
También cotiza la asistente de una jefa de prensa que fue abandonada por un crítico de Clarín en el Personal Fest del año pasado, mientras tocaba Morrisey. La asistente no estaría tan mal si no quisiese dar una imagen taaaaaaaaaaan afrancesada.
Paren las rotativas. A mi lado acaba de sentarse ignoro si una reportera o una invitada con acento chileno, que silva canciones y suspira no se sabe muy bien por qué. Pero debo partir a la última de Costa Gavras (una comedia anticuada sobre la globalización, no debe estar mal).
1 Comments:
Una es Lola Silberman. La otra no sé
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