Cuando el jefe se quiere hacer tu amigo...
En un oportunidad, a algo así como un ligue, la llamó su jefe temprano a la mañana para que pasara por su casa a buscar unos CDs que había olvido. Le explicó que la recibiría su primo, a quien le había prestado la casa porque estaba saliendo con una alemana que se negaba a ir a hoteles y que esa noche la alemana tenía el período y el primo problemas estomacales y otros detalles que sería preferible ignorar.
A una amiga, cuando su jefe no era su jefe, le dijo que tenía sesenta segundos para explicarle por qué creía que era la persona indicada para asistirlo. Ella respondió: "tengo todo lo que necesito para trabajar con vos en mi cartera... celular, kleenex y mi vibrador...". El puesto fue suyo.
Mi jefe extiende cada vez más las reuniones laborales con asuntos que no tienen demasiado que ver con nuestro trabajo en sí. Promete hacerme ganar millones. E ignora, por supuesto, que si nos han prometido dos cosas a lo largo de nuestras miserables existencias, esas dos cosas fueron millones y amor. Y en fin... a duras penas alcanza para pagar al proveedor de DVDs, y llenar un espacio que para los más ingenuos equivale a bailar en la proa del Titanic.
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