Metarrelato
Haciendo tiempo para mi función de la de Bruce Willis en que el recorrido de dieciséis cuadras en dos horas se convierte en una epopeya, llegar del Parque Rivadavia al complejo cinematográfico amigo (tres minutos para dos cuadras y las escaleras mecánicas mal ubicadas del edificio) también devino una pequeña catástrofe. Oficinistas con ojeras saliendo de la boca de subte, adolescentes descerebrados de una película de propaganda de la fuerza aérea, promotores de perfumes y gacetilleros de tiendas tipo C&A, mendigos y discapacitados y taxistas estacionados en doble fila. A diferencia de Bruce, claro, esta vez nadie salvó al mundo.
1 Comments:
Pero igual tu odisea se vio recompensada... la peli es grandiosa.
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