Bañeros III
Al llegar a algún lugar de Misiones, hará cosa de una semana, comenté a un colega que de encontrarnos en Buenos Aires, probablemente estaríamos cubriendo la privada de Bañeros III - Todopoderosos, y su consecutiva rueda de fotos y entrevistas individuales en el Hotel Intercontinental. No es que hubiera quejas para con el lugar al que acabábamos de llegar, sino más bien simple curiosidad de reportero: cómo sobrevivieron los personajes veinte años después, qué es la película argentina con proyección de millón y medio de espectadores en un semestre en que las cinco nacionales más vistas no llegan a los 500 mil (y sólo tres superan los 100 mil), qué elementos reúne un film de producción local para que su privada sea a tan sólo tres días de su estreno, como si se tratara de El código Da Vinci o de algún mainstream con el doble de su presupuesto invertido en promoción.
Ya de regreso, las dudas fueron saldadas: a pesar de que atrasa los veinte años que la distancian de sus predecesoras, Bañeros III es un triste ejercicio de posmodernidad: la clave del suceso a nivel recaudación no pasa por la inclusión de estrellas televisivas (de ser así, que alguien explique por qué las películas con Pablo Echarri no duran más que las tres semanas reglamentarias en los complejos oficiales) sino por su propia identificación a conciencia de pertenecer a la saga. Lo que en el pasado siquiera calificaba como simpática tontería, hoy aspira a evento generacional que convoca tanto al público infantil como a los adultos que en vacaciones de invierno asistieron al estreno de las anteriores.
Siquiera funciona como ejercicio retro. Más bien demodé con tres culos por cada plano en tiempos en que se ve mucho más al detenerse en un kiosco de diarios y observar la tapa de Paparazzi con las fotos caseras de Ximena Capristo. Y aún más triste es su contenido ideológico, cuando en fin, se supone que en este tipo de películas lo único que importa es el bikini de Luciana Salazar, y en los cinco minutos que hay que rellenar para que aparezca, el director tiene absoluta libertad para poner lo que quiera. El director. Título al que difícilmente aspire Rodolfo Ledo, al hacerse cargo de la saga en otros tiempos dirigida por Carlos Galettini. La historia es comedia y tragedia al mismo tiempo, y mientras Galettini se desentendió de las antecesoras y primero intentó un qualitè dudoso (con Convivencia, Besos en la frente y Ciudad del sol), hoy dirige el sindicato de directores DAC y cree que algún día lo convocarán para hacerse cargo de Instituto de Cine. Ledo, en cambio, al principio intentó con telefilmes basados "en un caso real", pero hoy se hace cargo de la franquicia Francella (cuyo cameo en Bañeros III hubiera funcionado muy bien de mantenerse sólo al final, pero no, aparece a los cinco minutos de empezada la película, y cuando faltan cinco para que termine).
NOTA MENTAL: como me dijo mi amigo Antares, la estafa llega a tal nivel que el propio título que se anuncia como eslabón de la saga es una mentira. Los bañeros más locos del mundo (o sea, Bañeros I) era en realidad la tercera parte de Brigada explosiva en acción. Y dado que en Bañeros II, la playa loca subplantaban a tres de sus integrantes por Francella, siquiera sería la dos... En fin, en la tres hay un sensei que parece salido de una fiesta de disfraces a la que fue vestido de Pai-Mei (de Kill Bill), y un plagio descarado a la de Jim Carrey en que es Dios. Y ninjas (?). Y Freddy Villarreal imita al presidente DeLa Rúa, a Carlos Bianchi y al conductor Mario Pergolini.
10 Comments:
Me dio curiosidad... te parece que llegará al cine de Nottingham?
No te extrañe si la mandamos para el Oscar.
Cecilio, Marcos, seis años en la escuela de payasos y es todo lo que pueden dar... lo sé, lo sé, no debo llamar escuela de payasos al Colegio Nacional de Buenos Aires (risas).
(risas)? (risas)? Quien se rie? Vos te reis? De tus propios chistes?
Ay tu sarcasmo...
Houston, tenemos un idiota! (y no es Cecilio, ni es Marcos, ni Mundo).
Ok... será un mediocre, es cierto.
Pero ni Berugo ni Renni hacían imitaciones decentes.
(??)
(bueno... tanta berretada es jodida de justificar, otra cosa no se nos ocurrio)
A mí lo único que me cae bien del asunto es que reapareció Paolo. Lo cual, por supuesto, no constituye motivo suficiente para ir a verla.
Hablando de Paolo, un colega me comentó que en el festival de Tandil vio un policial protagonizado por Jorge Montejo (o sea, Paolo), en el que a pesar de interpretar a un policía repite los gestos y el habla de su conocido personaje. "Rostros usurpados", creo que se llama. A la lista de películas que (¿por fortuna?) nunca veremos, como "Tuco y Tico" (una especie de Cheech&Chong criolla con Gillespie)
¿Así que no es buena? Que decepción...
gracias pro avisar; confieso que estuve a punto de ir a verla sólo para estar seguro de que la pátina del pasado era lo único que tenían bañeros 1 y 2
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