Monday, April 09, 2007

Mientras transcurre otra edición del BAFICI II

Un amable lector mencionó a un amanuense del órgano de propaganda oficial, encargado de entrevistar a un songwriter de visita por el BAFICI, cuya estadía tal vez haya sido costeada con el cercenamiento de las copias en 35mm y la proliferación de videos beta y proyecciones en DVD. Y nos recordó una historia sobre este reportero especializado en música rioplatense.

Era el año 2001. Y la editorial SIGLO XXI lanzaba una colección de narrativa, originalmente editada por su homónima casa española. Aunque no se trata de una editoral especializada en el terreno de la narrativa, ello no quita que las incursiones pretéritas, si breves, contaran en su sociedad anónima argentina con un editor de la importancia de Héctor Schmukler, y autores como Augusto Roa Bastos, José Bianco o Alejo Carpentier. Y es cierto que sólo el padre tiempo podrá juzgarlo, pero la colección del año 2000 no era menos interesante: una novela finalista del premio Goncourt (Retrato de Olivia), un debut brillante en clave de iniciación (Cosas que quedan), la fantasía sureña El pez gordo, una colección de relatos de Alice Munro y otra de Annie Proulx, entre más de diez títulos. A pesar de que (si no todos) una digna mayoría tuvo una no menos digna exhibición tanto en escaparates de librerías "respetadas" como en las mesas de sitios para señoras de abrigo, lo cierto es que vendieron muy poco. Salvo una reseña muy elogiosa de Retrato de Olivia (a cargo de María Moreno), la prensa casi no publicó nada.

Pero no menos cierto es que, con el tiempo, Burton adaptó Un pez gordo y tanto la edición española, como su reimpresión local, pudieron amenizar el desastre económico.

Un par de años después, Ang Lee se basó para su Brockeback mountain en uno de los relatos de la colección de Proulx editada por SIGLO XXI. Y pensando en la resurrección de Un pez gordo gracias a su versión cinematográfica, en esta oportunidad la editorial no esperó a agotar stock, sino que imprimió una edición a precio argentino. Y he aquí a nuestro hombre. En una nota mucho más extensa que lúcida, reseñaba los cuentos publicados por SIGLO XXI, así como una novela de la autora que acababa de lanzar TUSQUEST. Mientras celebraba y celebraba la novela, eludía cualquier juicio sobre los cuentos. Ni siquiera decía que eran malos. Nada. Hasta que en un arranque de ironía más digno de Mario Pergolini y Caiga quien caiga que de la figura del ironista formulada por Rorty, la eminencia en Eduardo Mateo y Jaime Roos comentaba la edición "de apuro" lanzada por SIGLO XXI. Tan de apuro que llevaba seis años en la librería amiga... De TUSQUEST, en cambio, no decía nada, cuando la casa fundada por los Moura había rechazado el libro de su protegida Proulx, con la excusa de que se trataba de cuentos (y pregunten a la familia Cheever, "los cuentos no venden").

Cierto. A diferencia de TUSQUEST, difícilmente SIGLO XXI tenga un jefe de prensa dispuesto a lamer culos y tratar como un semidiós a un periodista que gana 1500 pesos al mes, con diez años de antiguedad. Pensar que en un tiempo no había jefes de prensa, y que Dizzy Gillespie paseaba por la ciudad vestido de gaucho y conocía a jóvenes promesas como Lalo Schifrin. Hoy, la visita de Waits se puede resumir en los varios metros de fila con lúmpenes venidos de Rosario, que pasaron la noche ahí para ver a un artista que a) de antemano se sabía que no tocaría más que un par de canciones b) llega tarde, una vez más, lo suficientemente tarde como para añorar los mejores años de su carrera. Y en un candidato a jefe de gobierno que intenta ser parte del show y sólo logra que su contrincante venido del establishment empresarial parezca Thomas Jefferson. Y en los periodistas independientes. Cierto. Siempre tan filósamente sarcásticos. Como diría Monty Burns, "uhhhhhhhhh, ¡los alemanes!".

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