Thursday, June 02, 2005

Una chica ingenua

Connie es una chica baja, de senos desproporcionados. Alguien dice que fueron implantados en un hospital público, lo cual es poco probable, dado que, por el contrario, algunos meses atrás ingresó al quirófano para reducir el tamaño de su busto (y no fue en una institución financiada a través de impuestos, sino en una clínica que pagó su padre, un sociólogo autodenominado “revisionista”, montonero exiliado en los 70 que actualmente se desempeña como consultor del Ministerio de Bienestar Social).

Una noche, en una salida a un bar de mozos metrosexuales, Connie anunció a sus amigas que se iba a Podestá, a poner fin al año y medio que llevaba sin coger.

Un par de ellas la acompañaron, decisión de la cual terminaron arrepintiéndose dado que mientras esperaban en vano un abordaje que no llegó (al menos esa noche), Connie conoció a los pocos minutos de entrar a un sujeto no muy alto, bastante delgado, con aire más afeminado que transgresor. Tenía un corte de pelo à la Oasis, en el año 2004.

No era lo que se dice vivaz ni inteligente, pero caramba, tampoco Connie era una persona que mereciera tener alguna aspiración en ese campo.

Bebieron un par de tragos de albahaca, que obviamente pagó él, y luego de algunos arrumacos que resultaron placenteros más por su larga ausencia que por un dominio hábil, buscaron un taxi y fueron al Hotel Golondrinas.

No hubo juego previo. Él era demasiado torpe, ella estaba demasiado desesperada. Y aunque prima facie a Connie le resultó ciertamente poco prodigioso en tamaño el miembro que llegó a manosear, pues tal vez era de esos que crecen una vez dentro.

Pero no. Aunque intentó acercarlo a su clítoris, excitarlo con jadeos y contrayendo su pelvis, básicamente no la sentía. Connie se puso a llorar. El sujeto, todavía adentro, le preguntó si el problema era el tamaño. Ella dijo que no. Se apresuró para que él acabara, y luego de mostrarse indiferente ante obsecuencias que celebraban su belleza, etcétera, mientras el sujeto dormía, Connie abandonó la habitación.

Dejó sobre la mesa de luz un par de billetes para pagar su parte

0 Comments:

Post a Comment

<< Home