(menos de) seis grados de separación
Privada para medios mensuales. Al buscar a la jefa de prensa con motivo de un saludo diplomático, resultó inevitable no sumarse a una mesa en la que había tres colegas. Y situación común, el que acaba de llegar debe romper el hielo con algún comentario supuestamente ingenioso. Todo lo que se me ocurrió decir, es que acababa de darme cuenta de que había menos de seis grados de separación con las presentes: la cronista del medio progre está casada con el mejor amigo de un camarada que además es primo de mi mejor amiga, la editora de la revista para jóvenes cineastas tiene por correctora a una conocida mía très cool, una celebridad de segunda mano que espera risas de todos sus comentarios (incluso de los que no son graciosos) digamos que trabaja para la misma corporación que un viejo amor onda "Chasing Amy" (no le dije ni de la corporación ni del amor, sino "creo que en tu caso el grado es..." seguido del nombre y el área de la gran empresa).
Hubo un silencio.
La celebridad de segunda mano preguntó si me oficio era establecer grados de separación entre las personas. Luego agregó que en la mesa "teníamos un libro".
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