Notas sobre la "roldanización"
Con el apoyo de la subsidiaria local de Fox, es probable que "Crónica de una fuga" alcance en su fin de semana de apertura los 30 mil espectadores. Es decir, si La Haya considerara un crimen de lesa humanidad el atentado al público mediante los golpes de efecto, el mal gusto, la vulgaridad, el peor uso de una banda sonora que se recuerde, la sobreactuación, los personajes unidimensionales, la falta de pasión o bien su acentuación excesiva en momentos en que se pretende poner énfasis en la condición humana, las vueltas de tuerca plagadas de previsibilidad y la narración y estructuras menos que esquemáticas, la película alcanzaría en tres días el número de desaparecidos en los más de siete años de dictadura militar.
Ahora con la ayuda de la Fox y Murdoch, en los setenta con la Ford y Henry Kissinger. Parece que las cosas no han cambiado mucho. Incluso a pesar de la innecesaria explicación que abre la nueva película de Israel Adrián Caetano, en la que se celebra el mismísimo proceso judicial encabazado por ese payaso sin talento y con tantas buenas intenciones llamado Raúl Alfonsín.
De hecho hay algo de alfonsinista en el film, en su actitud de quinceañera vejada: las víctimas ceden el asiento a las embarazadas en el transporte público, los parapoliciales llevan bigote y camperas de cuero y se ven aún más malvados que Hitler, el señor Burns y los hermanos Conzi juntos. Aunque hay que aceptar que los valores literarios de los discursos de Alfonsín parecen escritos de Thomas Jefferson en comparación a algunas líneas de diálogo de "Crónica de una fuga": "¿Sos arquero? ¡¡¡Atajate ésta!!! (puñetazo)", "Dios no nos abandonó, nos está poniendo a prueba", "esos son tus amigos... qué buenos amigos que tenés".
Incluso en sus pretendidas vueltas de tuerca, "Crónica de una fuga" es aún más previsible que un episodio de "La isla de Gilligan". Decir que está filmada con los pies es el mejor de los elogios. Consigue lo inconseguible, que "Iluminados por el fuego" parezca "Apocalypse now!". En este sentido, las cosas sí cambiaron: de un año a otro la película cabecera del oficialismo puede apestar aún más. Caetano logra que Tristán Bauer parezca Eisenstein así como Kirchner consigue que Alfonsín parezca Abraham Lincoln. Pero en fin. ¿De qué sorprendernos? Apenas un caso más de este proceso de descomposición que tiene por punto cardinal a un cierto populismo acrítico, al que podríamos denominar roldanización. Sobran los casos en la política y el rock, en la literatura su mejor exponente es Cucurto y esa gente que predica el evangelio de la cumbia, en la investigación académica el imbécil de Pablo Alabarces y en el cine el creador de "Tumberos" y "Disputas".
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