Sunday, April 30, 2006

¡¡¡Bingo!!!

La revista El Amante le pone ocho puntos sobre diez a "Crónica de una fuga"...

El amor en tiempos de bloggers

Sí. ¿Por qué la personas no precisamente exitosas en el terreno de las relaciones sentimentales insisten con presentar amigos que "podrían funcionar..."? Ella te pregunta detalles en torno a aspectos que precisamente desconocés porque no te interesa saber tanto. Él insiste para que le tires data en la senda "Loco por Mary" o "Todos dicen te quiero". Técnicamente, en tiempos en que probablemente uno de los dos mantiene una weblog, el problema tendría que encontrar una solución.

Pero no. La semana pasada, ante la insistencia de un amigo, le pasé la url del blog de su potencial romance. Y al leer un post sobre "Érase una vez en América" (Sergio Leone), más que creer que podría enamorarse pensó que había encontrado una solución a sus problemas: no más cenas costosas, cháchara insostenible ni ocasionalmente películas con imbéciles que encuentran el verdadero amor. DVDs en casa. Más que DVDs en casa, clásicos. Baños de sangre, Doritos y six pack beer.

Ignoraba, claro, que el blog de su potencial romance cuenta con más de un posteador, y que el texto sobre "Érase una vez en América" no sólo no había sido escrito por ella, sino que siquiera había sido escrito por una dama... Por las dudas no dije nada. Iban a verse ayer. Todavía no me llegaron noticias del momento en que él habrá sacado a tema las películas de Leone, y ella respondió que le gusta Doris Dorrie.

Saturday, April 29, 2006

Cambio de planes

Pensaba adelantar mi suicidio en una habitación del Hotel Presidente, con whisky, barbitúricos, helado artesanal y películas de los bañeros. Pero al ver el lunes el trailer de "Bañeros 3 - Todopoderosos", decidí posponerlo hasta julio.

Notas sobre la "roldanización"

Con el apoyo de la subsidiaria local de Fox, es probable que "Crónica de una fuga" alcance en su fin de semana de apertura los 30 mil espectadores. Es decir, si La Haya considerara un crimen de lesa humanidad el atentado al público mediante los golpes de efecto, el mal gusto, la vulgaridad, el peor uso de una banda sonora que se recuerde, la sobreactuación, los personajes unidimensionales, la falta de pasión o bien su acentuación excesiva en momentos en que se pretende poner énfasis en la condición humana, las vueltas de tuerca plagadas de previsibilidad y la narración y estructuras menos que esquemáticas, la película alcanzaría en tres días el número de desaparecidos en los más de siete años de dictadura militar.

Ahora con la ayuda de la Fox y Murdoch, en los setenta con la Ford y Henry Kissinger. Parece que las cosas no han cambiado mucho. Incluso a pesar de la innecesaria explicación que abre la nueva película de Israel Adrián Caetano, en la que se celebra el mismísimo proceso judicial encabazado por ese payaso sin talento y con tantas buenas intenciones llamado Raúl Alfonsín.

De hecho hay algo de alfonsinista en el film, en su actitud de quinceañera vejada: las víctimas ceden el asiento a las embarazadas en el transporte público, los parapoliciales llevan bigote y camperas de cuero y se ven aún más malvados que Hitler, el señor Burns y los hermanos Conzi juntos. Aunque hay que aceptar que los valores literarios de los discursos de Alfonsín parecen escritos de Thomas Jefferson en comparación a algunas líneas de diálogo de "Crónica de una fuga": "¿Sos arquero? ¡¡¡Atajate ésta!!! (puñetazo)", "Dios no nos abandonó, nos está poniendo a prueba", "esos son tus amigos... qué buenos amigos que tenés".

Incluso en sus pretendidas vueltas de tuerca, "Crónica de una fuga" es aún más previsible que un episodio de "La isla de Gilligan". Decir que está filmada con los pies es el mejor de los elogios. Consigue lo inconseguible, que "Iluminados por el fuego" parezca "Apocalypse now!". En este sentido, las cosas sí cambiaron: de un año a otro la película cabecera del oficialismo puede apestar aún más. Caetano logra que Tristán Bauer parezca Eisenstein así como Kirchner consigue que Alfonsín parezca Abraham Lincoln. Pero en fin. ¿De qué sorprendernos? Apenas un caso más de este proceso de descomposición que tiene por punto cardinal a un cierto populismo acrítico, al que podríamos denominar roldanización. Sobran los casos en la política y el rock, en la literatura su mejor exponente es Cucurto y esa gente que predica el evangelio de la cumbia, en la investigación académica el imbécil de Pablo Alabarces y en el cine el creador de "Tumberos" y "Disputas".

Thursday, April 27, 2006

P2P

Ingenuidad, una vez más. Creía que el único sentido, finalmente, de haberme dado cita con mi último ligue, consistía en enterarme de que existía el lphant. Un programa de archivos compartidos bastante más veloz que la mula, y que a diferencia del soulseek tiene un archivo audiovisual más variado.

Pero no. Es decir... El lphant es un sistema similar al bitorrent, selecciona las fuentes disponibles y va bajando partes de las mismas, y cuando un usuario se desconecta retoma el fragmento que estaba bajando de otro. O sea, en realidad tu ligue te timó, sabe que estás conectado las 24 horas y entonces no sólo pasará a ser la persona que no te devuelve los llamados sino alguien que te quita ancho de banda bajándose tus archivos. Y a diferencia del soulseek, en el que se puede bannear usuarios con facilidad, en el lphant hay que averiguar el ip del usuario, y el hecho de no compartir forma parte de una meritocracia que te quita velocidad.

La estrategia será entonces no bajar nada que pueda ser de su interés. O que no sea del interés de una chica, para no correr riesgos de que ella se apropie de tus archivos cuando no hizo méritos por merecerlo.

A tus amigos

No es usual que el equipo de redacción recomiende enlaces en especial, pero en este caso la empresa lo vale y la camaradería no requiere justificación.
  • Bande à part
  • . Blog con citas lejos, muy lejos, del Reader`s Digest y mucho más cercano al placer de alguien que lee y subraya un texto.

    Ah, mirá, otra edición del BAFICI...

    1 - Una situación: alguien pregunta por el festival de cine del Abasto Shopping Center. Si vas a ir, si estás yendo, si fuiste. Respuesta: no, ni siquiera envié solicitud de acretidación. Mi contacto más cercano este año se limitó a observar chicos cool y turistas comprando anticipadas, mientras yo sacaba para "V de venganza". "¿En serio? ¿No viste nada...?". Acto seguido un gesto no tanto de indignación como de pena, están tocando Bud Powell y Coleman Hawkins y Lionel Hampton y te los estás perdiendo. ¿Ah sí? Creí que habían muerto.

    2 - La tópica: "hay películas que justifican la experiencia en la gran pantalla". Ajá. ¿Qué más? "¿Hay cosas muy interesantes que no se consiguen ni en DVD ni en programas de archivos compartidos?". Bien. "Dan la última de Van Sant que es aberrante que no la haya comprado ningún distribuidor...". Wow. "Es el único espacio al que llega "ese cine" que tiene cosas que decir, porque en un mundo globalizado en el que las majors...". Basta. Aunque me haga más estúpido sigo prefiriendo la versión de “Solaris” de Clooney a la de Tarkovski. No se esfuercen.

    3 – “Hubieras disfrutado de las de Bogdanovich, Peckinpah, Hooper y las Master of Horror...”. Sí. Es probable. Pero no puedo disfrutar ya no de estar sentado en la peor de las ubicaciones luego de hacer dos horas de fila en una sala llena de extraños, sino de estar sentado en la peor de las ubicaciones luego de hacer dos horas de fila en una sala llena de personas que están prostituyendo el amor por el cine. Que necesitan una grilla, un Antín o un Peña que les digan lo que HAY QUE VER. Un mundo en el que los espectadores no pagan por entretenimiento. Sino por sentirse parte de algo que no saben muy bien qué es. Y si no cómo explicar el estrepitoso fracaso en sus respectivos estrenos comerciales de películas que hicieron lleno durante el festival. Amén de que, parafraseando a John Irving, el visionado en video y demás formatos acerca la experiencia a la lectura: se puede volver a partes, saltar otras y así sucesivamente.

    4 – No es azaroso que los últimos días del BAFICI coincidan con los primeros de la Feria del Libro. El año recién empieza y todavía quedan ilusiones de sentirse más instruida (como si la instrucción pasara por aburrirse con una película de un país que en una semana acaba de cambiar de nombre por tercera vez y de presidente por octava) a la pequeña burguesía del cemento que apoyó la intervención en Malvinas, votó a Alfonsín y luego se indignó con la victoria del presidente Menem ante la formula Bordón-Alvarez, y tuvo fé en De la Rúa y prefiere Abuelas antes que Madres ("Hebe está muy politizada...") y leyó Página/12 hasta que se volvió "un órgano del oficialismo". Aunque se pretenda salvaje como Hunter Thompson, el espectador promedio del BAFICI está mucho más cerca de Osvaldo Quiroga y su refugio para “la cultura”.

    5 – El ego es finalmente determinante y para no ser menos durante el BAFICI yo también vi películas de “ese otro cine” que difícilmente tenga estreno comercial en salas. Caso “Entre tiros y besos”, ópera prima de Shane Black (guionista de “Arma mortal”, “El último boy scout” y “El largo beso del adiós”) mezcla de film noir nostálgico y comedia de compadres con Robert Downey jr. y Val Kilmer haciendo de gay y una chica que se llama Michelle Monahan a la que en escasos días veremos en “Misión imposible 3” (que es cierto, al final no dirige Joe “Narc” Carnahan, pero en fin, llévense sus ocho BAFICIs, me quedo gustoso con el trailer en que Tom va disfrazado de sacerdota y Phil Hoffman las hace de villano). Y “The ice harvest”, reencuentro a varios años de “Vacaciones” con Chevy Chase entre el director Harold Ramis (también actor, el cazafantasmas que no era ni Bill Murray ni Dan Aykroyd) y el actor Randy Quaid (el tío de “Vacaciones” con Chevy Chase), en un policial en la línea de “Simplemente sangre” y “Red rock west”, escrita por Robert Benton y Richard Russo (responsables de ese otro policial tan crepuscular desde su título, “Twilight”), con John Cusack como un perfecto perdedor y Billy Bob Thornton como Billy Bob Thornton (comienzo a sospechar que Thornton es el Michael Caine de las clases trabajadoras).

    También vi “Piso del soltero”. Por primera vez en su encuadre original. Si no lloré por tercera o cuarta vez en mi vida fue porque acababa de volver a ver (también en su encuadre original) “La boda de mi mejor amigo”, que funciona mejor que los antidepresivos. Y vi una comedia corena que se llama “My Sassy girl”. Y que es lo más parecido a una remake de “Bringing up baby” a cargo de los hermanos Farrelly.

    6 – Danny DeVitto es un productor y director “independiente”, que no trabaja desde grandes corporaciones sino desde su empresa familiar, Jersey Films. ¿Para cuándo entonces una retrospectiva suya en el BAFICI? De hecho, “Death to Smoochy” es la única película en que Robin Williams no está insoportable (todavía te queda esperanza, Eduardo Blanco –Benigni ya estuvo muy bien en “Il mostro” y “Non ce piu da piangere”)

    Wednesday, April 26, 2006

    ¡¡¡Qué bello es vivir!!!

    Puede que no sepa nada de la vida. Puede que no entienda ni me esfuerce en comprender a las mujeres. Puede que si todavía no hice mi primer millón, difícilmente lo vaya a hacer. Puede que sea el peor de los amantes sin contar a los hemiplégicos ni a los cuadriplégicos. Puede que escriba mal, muy mal. Puede, como dijo una lectora, que sea más feo que mierda en la suela de un zapato. Puede que no entienda mucho de nada. Puede que haya decepcionado a más de uno y con razón. Puede que si no existe una persona capaz de arruinar mi vida es porque llegó demasiado tarde.

    Pero me acreditaron la semana que viene para "El champagne las pone mimosas". Una creación de Gerardo Sofovich, con Silvina Luna, Paco Tillo, María Rosa Fugazot reemplazando a Nazarena Velez, Adrián "Facha" Martel, Nené Bertrand y gran elenco.

    Y a quién le importa todo lo demás.

    WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

    Monday, April 24, 2006

    Carta abierta a Bruce Willis

    "Estimado señor Willis,

    Permítame llamarlo Bruce. Merezco la confianza. No sólo contribuí a que el dinero cambiara de manos cuando salvó el Nagatomi Plaza y el mundo de un meteorito y de un virus que se le escapó de las manos a Christopher Plummer, sino que también di lo mejor de mí para que mis allegados difundieran lo grandiosas que son "El halcón anda suelto", "Billy Bathgate", "North", "Desayuno de campeones" o esa con Michelle Pfeiffer que se la pasan tirándose mierda mutuamente (y sin embargo es mucho más profunda que "Saraband" o que cualquiera de Bergman).

    Sé que no conseguí demasiado. Pero si sirve, también estuve ahí cuando los resultados eran lo más cercano a una estafa, como "Asesinato en Hollywood", la saga "Mira quién habla", "La hoguera de las vanidades", "La muerte le sienta bien" y "El quinto elemento". Y no sólo seguí ahí, sino que hasta lo encontraba perdonable, si de vez en cuando al fiasco le seguían la de la familia de policías que son fanáticos de las lanchas (con Dennis Farina haciendo de su tío) o la del jugador de fútbol americano que se vuela la tapa de los sesos durante un partido, en la que llega a casa, encuentra a su mujer con su mejor amigo y se limita a decir: "déjenme adivinar, pasabas por acá, te tropezaste y se dio que tu pene cayó entre las piernas de mi esposa..."

    Digo más: valió las de "Mi vecino el asesino", la de la segunda guerra con Colin Farrell y la de Mónica Belluci en Rwanda o donde fuere con tal de llegar a la escena de "Sin City" en que lo cuelgan del techo, dice "es hora de morir..." (fundido en negro) "¡¡¡pero todavía no!!!". O cuando se agarra el pecho y dice "muere un viejo, se salva una niña... es un buen trato...". No perdonamos a Steven Seagal que se meta delante de la cámara cuando Eryka Eleniak sale en tetas en "Alerta máxima", pero que usted rechace a Jessica Alba, en cambio lo hace grande. Sólo los necios pueden poner en duda su gusto. La carrera de ese hindú que es preferible no mencionar empezó a hacer aguas cuando dejaste de trabajar con él.

    Sin embargo, a escasas dos horas de haber salido de tu última película, "7 - el número equivocado"... ¿En qué estabas pensando Bruce? Si fue el mejor guión que recibiste el año pasado, los malos debían ser aún peor que el de esa porquería para toda la familia en la que te reencontrabas con vos mismo de chico. ¡¡¡Fuiste John McClane abandonado y con resaca pero salvaste la Reserva Federal!!! No necesitás hacernos creer que sos cool. Lo sos. Hace poco en un kit de prensa me vino una remera sin mangas, y la guardé para cuando tenga cincuenta y me quede calvo y puede adoptar un look Willis. En serio, ¿qué necesidad de acudir a un hermano mogólico de Guy Ritchie como el director de tu última película? Tanto steady cam y cámaras atravesando muros y cambios de velocidad y saltos de blitch, ¿para qué? ¿No te enseñaron a sospechar de los guiones en lo que todo cierra de manera forzada? Un bobalicón como Josh Harnett no merece acercarse a más de cien metros tuyo. Fuiste Butch Coolidge en "Pulp fiction". Tuviste una cita a oscuras con Kim Basssinger cuando no se había convertido en una señora. Hiciste "El color de la noche" pero te habrá servido para ver en pelotas a Jane March (a quien nadie volvió a ver, ni desnuda ni vestida ni en una pantalla). Acá gracias que está Lucy Lui y con mucha ropa. Demasiada. ¿Nadie te dijo que las explicaciones de la trama parecen salidas de un episodio de Scooby Doo?

    En fin. En un mes llega una nueva, dirigida por Richard "Arma Mortal" Donner. De un testigo al que tenés que escoltar las 16 cuadras que separan el tribunal de su casa. Espero que la decepción no me lleve a borrar de mi rígido tu disco de blues. Malo, malo, malo, muy malo, pero una evidencia inmejorable de por qué mejor dedicarte a lo que sabés hacer, que es películas.

    Por último, te pido disculpas por escribirte en castellano. No faltará oportunidad para que algún Jesus o Luis o Palo que superpuebla una prisión tejana las haga de traductor. Y descubras que no es necesario apoyar la pena capital con el argumento de que los presidiarios consumen tus impuestos, como alguna vez dijiste.

    Sin más, te saluda atte,
    Mundo del Cinismo"

    Cuando el jefe se quiere hacer tu amigo...

    En un oportunidad, a algo así como un ligue, la llamó su jefe temprano a la mañana para que pasara por su casa a buscar unos CDs que había olvido. Le explicó que la recibiría su primo, a quien le había prestado la casa porque estaba saliendo con una alemana que se negaba a ir a hoteles y que esa noche la alemana tenía el período y el primo problemas estomacales y otros detalles que sería preferible ignorar.

    A una amiga, cuando su jefe no era su jefe, le dijo que tenía sesenta segundos para explicarle por qué creía que era la persona indicada para asistirlo. Ella respondió: "tengo todo lo que necesito para trabajar con vos en mi cartera... celular, kleenex y mi vibrador...". El puesto fue suyo.

    Mi jefe extiende cada vez más las reuniones laborales con asuntos que no tienen demasiado que ver con nuestro trabajo en sí. Promete hacerme ganar millones. E ignora, por supuesto, que si nos han prometido dos cosas a lo largo de nuestras miserables existencias, esas dos cosas fueron millones y amor. Y en fin... a duras penas alcanza para pagar al proveedor de DVDs, y llenar un espacio que para los más ingenuos equivale a bailar en la proa del Titanic.

    Un hombre dejado II

    Hay algo más doloroso a que una relación que técnicamente iba bien haya dejado de devolver tus llamadas (después de todo, si su idea era arruinar tu vida, debería saber que llegó demasiado tarde). Que es que justo al irte de su casa la primera noche tengas en el reproductor de mp3 un disco mítico, al que volviste o estás descubriendo o redescubriendo por esos días. Pongamos "Blonde on blonde".

    El mismo disco sigue por azar en tus oídos cuando te envía un mensaje de texto, a poco de encontrarse para salir, en el momento en que la llamás, mientras caminás inexorablemente pensando en ella. Luego las cosas se cagan. Y el disco sigue en tu reproductor. Pero escucharlo lleva a una referencia demasiado obvia. ¿No se conformó "sólo" con humillarte y maltratarte y abandonarte y entonces tuvo que arruinar uno de los pocos placeres que te quedan (como escuchar un disco mítico)?

    Nota: si estás saliendo con alguien, nunca cargues en el reproductor a un artista de un sólo disco. Que en lo posible sean músicos con capacidad de reinventarse. Al menos si te arruinan "Blonde on Blonde", queda el Dylan con voz de perro viejo que carraspea de "Love and theft" (por más sólo que estés, "Mississippi" seguirá siendo la mejor canción del universo).

    Cómo no plagiar a Groucho

    Una amiga sostiene que no podríamos complementarnos mejor como pareja: ella tiene muy mala memoria, yo soy una base de datos portátil; yo soy por definición antisocial, ella siempre sonríe aunque sepa que la finalidad es que se la quieren llevar a otro sitio; yo tengo percepción como para averiguar las cosas sin preguntar demasiado, en apenas cinco minutos ella puede convencerte de que es la persona en la cual depositar confianza a la hora de comprar un auto usado.

    Cómo no responderle: "claro, sería maravilloso tener un hijo con tu belleza y mi inteligencia. ¿Pero y si sale con MI belleza y TU inteligencia?"

    Sunday, April 23, 2006

    Prueba piloto

    Para saber si una mujer realmente ama a un amigo, en el momento en que hayan iniciado una convivencia; habría que hacerles una visita a las 3am con el resto de los muchachos, un par de six pack beer, JB y el DVD de "Educando a Arizona".

    De acuerdo a su reacción los hechos escupirán el resultado.

    Un hombre dejado

    Un amigo. Nos asociamos en los encargos a nuestro proveedor de cine oriental. Para llegar al número que implica descuento y envío a domicilio. Como no nos vemos demasiado a menudo, le mando mi lista y él completa la transacción. Finalmente, con la excusa de compartir un capuccino, nos reunimos y liquido mis deudas.

    El último encargo llegó el día anterior a mi partida al festival de Mar del Plata. Quedamos en hablar a mi regreso. Y así fue. Sólo que a cada llamado telefónico o no respondía o pedía disculpas y prometía en llamar el fin de semana siguiente. El síndrome de abstinencia cedió a la amenaza. Correo electrónico: "si vas a timarme mis películas, mejor que antes te las pague, ¿no?".

    Me recibió el viernes en su agencia de publicidad. Y me contó que el motivo de tanta ocupación y ausencia, se debió a que en realidad estaba rompiendo una convivencia de más de seis años. Ahora está mejor. Para olvidar a su concubina, o mejor dicho la afición de ella por las comedias románticas norteamericanas, llevó a un ligue a su casa y le mostró "Chunking express" de Wong Kar-Wai. Parece que no la entendió... Ella. No él. Con él, de hecho, ya quedamos en un nuevo encargo al proveedor.

    Tuesday, April 18, 2006

    La lista para el proveedor de DVDs (qué es lo que hacen las personas cuando no tienen cita)

    "Querida ZV,

    Acá va mi selección, diez y diez.

    Mis diez:
    -DELIVERANCE (Burt Reynolds y sus amigos se van el fin de semana a navegar en canoa, se pierden, unos montañeses violan a uno de los muchachos, se arma bronca)
    -BRING ME THE HEAD OF ALFREDO GARCIA (Alfredo García viola a una muchacha y el padre de ésta paga para que traigan su cabeza).
    -SIMPLE BLOOD (opera prima de los hermanos Coen. Punto).
    -HELL IN THE PACIFIC (Toshiro Mifune y Lee Marvin en la segunda guerra mundial, como soldados de bandos opuestos que deben unir fuerzas).
    -THUNDERBOLT AND LIGHTFOOT (Clint Eastwood, Jeff Bridges y George Kennedy como ladrones de guante blanco, me acuerdo que tenía un final triste, muy triste).
    -THE SEARCHERS (John Wayne busca desesperadamente a su sobrina secuestrada por los indios a los que odia y en el camino se hace amigo de un mestizo).
    -WHAT`S UP DOC? (screwball con Barbra Streissend siguiendo los pasos de Katherine Hepburn).
    -FIVE EASY PIECES (Jack Nicholson en los setenta, o sea, Jack Nicholson tomando cosas muy raras).
    -THE SUGARLAND EXPRESS (segundo largometraje de Spielberg, comedia con Goldie Hawk).
    -YO SOY CUBA (propaganda soviiética que no puede estar mejor filmada, Scorsesse dijo que de haberla visto cuando era joven hubiera filmado de manera muy distinta).

    Tus diez:
    THE ICE HARVEST (John Cusack y Billy Bob Thornton en comedia negra, no puede ser mala).
    OLD SCHOOL (Luke Wilson, Will Ferrell y Vince Vaughn como camaradas de una fraternidad que pasados los treinta vuelven a la juerga).
    DAZED AND CONFUZED (de Richard Linklater, una especie de comedia coral sobre el último día de una secundaria en los setenta).
    A HOME AT THE END OF THE WORLD (Colin Farrell y Robin Wright Penn en una especie de threesome hetero gay en los ochenta).
    FEVER PITCH (Drew Barrymore encuentra al amor de su vida hasta que descubre que... ama más el baseball que a ella).
    ROUNDERS (Matt Damon y Ed Norton como jugadores profesionales de póker, con Malkovich como el malo -un ruso ex KGB).
    LA TRAMPA (Owen Wilson, Charlie Sheen y Morgan Freeman en Hawai, en una comedia policial con perdedores demasiado queribles).
    THE STATIONS AGENT (si te cuento el argumento no la vas a comprar, pero... si sirve te doy mi garantía de que si no te gusta te reembolso el costo).
    GARDEN STATE (una de esas para llorar, historia de amor con chicos disfuncionales en suburbio yanqui, brillante soundtrack, me caso con Natalie Portman).
    FRAGMENTOS DE ABRIL (comedia negrísima, que prueba una vez más que todas las familias con psicópatas)".

    A pedido de Cecilio

    Se retiran las disculpas a Robin Williams.

    "No te cojas al Mundo del Cinismo"

    En un principio, este blog no fue más que una broma entre amigos. Luego esos amigos pasaron en su mayoría a retirar el saludo, y sin llegar a números particularmente sorprendentes, de a poco fue apareciendo gente desconocida. En algunos casos bloggers. Un indicio muy útil a la hora de preguntarse quiénes son tus lectores (si es que realmente los tenés, más allá de la generosidad de tus amigos).

    Echando un vistazo a la producción de estos extraños, hubo un caso que, para qué negarlo, me hizo palidecer de envidia: el de este chico Zaidenwerg que traduce poesía. Pero en fin, años de facilidad para radiografiar lo más mezquino de la condición humana, la primera impresión consistió en imaginar a Zaidenwerg como un niñato desgarbado à la Thom Yorke con esa actitud de alumno que se cree más inteligente de lo que es y se sienta en el fondo del aula, e interrumpe una y otra vez la clase con comentarios que cree que lo hacen lucirse. Pero no. En realidad es envidia. Envidia de alguien a quien se nota muy feliz haciendo lo que le gusta, sin importarle los resultados. Cuando por otro lado los resultados no son malos. Nada malos. Si viviéramos en "Casi famosos", Zaidenwerg sería el periodista adolescente lleno de entusiasmo, que deja pasar el ser deflorado por las groupies, dado que su objeto de amor está muy definido y cree en él. Y Mundo del Cinismo, claro, el personaje de Philip Seymour Hoffman que le repite: "esos no son tus amigos...".

    Cómo negar la envidia ante el número de féminas que le dejan tantos comentarios halagadores. Los únicos insultos que hay en el sitio de Zaidenwerg son de sujetos que le preguntan si las juega de sensible para ganar chicas. Pero no. Parece que está por iniciar una convivencia. Estando, otro motivo de envidia, más cerca de los veinte que de los treinta. Mucho más Gwyn Barry que Mark Asprey, cómo no sentirse Richard Tool o Samsong Young (nota: los no iniciados en la obra de Martin Amis, acaban de perder cuatro segundos de su existencia).

    Sólo en una ocasión una lectora intentó acercarse a Mundo del Cinismo. Y sólo porque su ex novio era fan, al punto que temía convertirse en un personaje, y el motivo final de ella era fastidiarlo. Al punto que en una ocasión en que íbamos a vernos, el día anterior la chica se encontró con su ex y le dijo "mañana salgo con Mundo del Cinismo". Y el ex se limitó a disparar: "no te cojas al Mundo del Cinismo". Finalmente nunca nos vimos, así que todo bien. Mientras tanto, ¿cómo hace Zaidenwerg? ¿Funcionará realmente esa teoría del karma? Tal vez haya que seguir el ejemplo de Jason Lee en "My name is Earl" y hacer una lista de todas las cosas malas que uno hizo en su vida (como blogger, para una de la vida real habría que matar demasiados árboles con el fin de conseguir esa cantidad de papel).

    A continuación, el equipo de redacción de Mundo del Cinismo pide disculpas a:

    -todas las celebridades en algún momento mencionadas para la burla: Celeste Cid, Gerardo Rozín, Esther Goris, Leo Mattioli, China Zorrilla, el director de "Elsa&Fred", Jimena Cyrulnik, Eduardo Blanco, los Brusca, Steven Seagal, María Carambula, Carly Simon, Darío Vittori, Fito Paez, Roberto Benigni, Julián Weich, Marina Alessio, Robin Williams, Leonor Benedetto, Valentina Bassi, Mimí Ardou, Guillermo Francella, Sandra Smith, Cecilia Roth, Beatriz Sarlo, la familia Baldwin, la familia Arquette, los hermanos Pauls, los hermanos Fonzi, Maia Bendersky (y siguen las firmas...).

    -todo egresado o alguna vez alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires.

    -la revista virtual El interpretador.

    -todo espectador del BAFICI y alumno de la UBA (en particular de Filosofía y Letras o de Comunicación o Diseño).

    -las citas a ciegas (es un recurso más, no tenemos que descartarlo).

    -los ligues y novios de amigas y ya no amigas escrachados por su falta de galantería
    o por no haber funcionado en la primera noche.

    -la chica que se enojó por una historia injustamente publicada en el blog, a la que luego tendí una trampa que significó mi exclusión de un grupo de amigos.

    -las fans de "Sex and the city".

    -la no ex apodada con el nombre de un mamífero de la que me reí cuando al cortarla me dijo "sólo me queda la literatura"

    -la chica que me mandó a pudrir y dijo que el blog era un espanto.

    -las parejas que discuten en el segundo subsuelo del multicine.

    -las editoriales Adriana Hidalgo e Interzona.

    -las parejas con cara de culo en domingo.

    -la hermana de la chica que se enojó por una historia injustamente publicada en el blog, a la que luego tendí una trampa que significó mi exclusión de un grupo de amigos.

    -el ex novio de la chica que se enojó por una historia injustamente publicada en el blog, a la que luego tendí una trampa que significó mi exclusión de un grupo de amigos.

    -la chica mencionada como Lady Down, a la que una vez le dije: "no tengo idea de quién sos... ¿rubia, alta, delgada y con mucha clase, que quería levantarse a mi amigo Galán Calvo...? Nah, eso fue en Mar del Plata y era Mimí Ardou"

    -la novia de un amigo que sabe el por qué.

    -las novias y novios de amigos y amigas en general, criticados en su momento por su vulgaridad e ingenuidad (it`s all about love).

    -el amor como institución y por ende los enamorados.

    -la revista El Amante.

    -el denominado "amigo gay" de Maia Bendersky, los verdaderos doctor Blues, Paco Oliva, agente secreto Flores y Wimpi Wimpi.

    -la llamada Pitufina y los llamados hermanos Sabadú.

    -los ancianos.

    -todos los que están en contra de la gestión del presidente George Bush Jr y de la intervención militar en Medio Oriente, provocados para despertar su indignación.

    -las minorías étnicas y sexuales.

    -el movimiento "cool".

    Tal vez haya que subir la lista a Wilkipedia.

    Senectud

    Ahora cuando vas por la calle, y observás a alguien que te gusta, ya no te fijás en partes físicas sino en si lleva o no lleva anillo.

    Sunday, April 16, 2006

    Odiamos tanto a Robin "la vida es linda" Williams

    Amiga presenta novio. No podrías explicar muy bien por qué, pero hay algo de él que no te cierra. No es que sea un tipo jodido. Ni que tengas la impresión que de alguna manera u otra va a cagarla. Al contrario. Es un sujeto que cae bien a todo el mundo. Aunque su carisma te parece más bien asemejable al de un adolescente con problemas de focalización al que recetaron una dosis excesiva de Ritalin.

    Viendo un sketche de Saturday Night Live, en el que Will Ferrell conduce un programa de entretenimientos del que participan celebridades (o mejor dicho, el elenco estable imitando celebridades), de pronto me percaté que el problema del sujeto es que se parece a Robin Williams. Robin. No Robbie. Robin. Mork, el docente del Nacional Buenos Aires mezcla de hiperkinesis y retraso mental que incentiva a disfrutar de la vida a sus alumnos niñatos en ese golpe bajo llamado "La sociedad de los poetas muertos", el actor desempleado que se disfraza de ama de llaves inglesa cuando su execrable ex esposa le prohíbe ver a sus hijos, el médico que devuelve la sonrisa a niños con leucemia, el locutor que lleva "alegría" a las minorías étnicas antes de ser asesinadas por el Viet-con y el locutor que devuelve la sonrisa en las filas de los hornos (y luego criticaban a Spielberg cuando la cámara de gas se resulta una ducha...), en pocas palabras, ese esfuerzo innecesario por convencernos de cosas que no tienen convencimiento, cuyo androide en una adaptación de Asimov (según las malas lenguas) produjo el infarto que mató a Stanley Kubrick.

    La antítesis de Robin Williams es cualquier canción de Aimme Mann. "Ahora que acabamos de conocernos / tenés alguna objeción / para que no nos volvamos a ver". "Así que haceme un favor / Si ves que me tambaleo sé mi salvador / y apretá el gatillo". "Hacé una lista de todo lo que necesites / antes de firmar el trato / porque esto no tiene final..."

    ¿Qué es el infierno? Despertar y descubrir que vivís en una comedia de compadres con Robin Williams, Roberto Benigni y Eduardo Blanco interpretando a Médicos sin Fronteras que deciden revivir la navidad en un pueblo de los Balcanes. El leit motiv sería "Miss Sarajevo" (por Bono y Pavarotti). Y dirigiría el imbécil de Kusturica.

    Cruzando a un conocido

    Camino al videoclub amigo, crucé a una persona de esas que te hacen lamentar el no haber tomado el otro camino. Médico psicoanalista, ahora auditor de una prepapaga dado que el crédito hipotecario y la educación de sus hijas pudo más que su compromiso y admiración por la obra de Jacques Lacan. No había mucho de qué conversar, así que la pregunta fue "¿qué tal tus cosas?".

    Él: "bien ché... separándome...".

    Si se hubiera tratado de un amigo, estancado como quien suscribe en ese limbo transitorio más cercano a los treinta que a los veinte, la respuesta hubiera sido simple: "sucede...". Pero tratándose de un sujeto más cerca de los sesenta que de los cincuenta, me vino al recuerdo un almuerzo de Mirtha Legrand en que preguntó a Julián Weich cómo iba su divorcio, a lo que ese maldito nieto perfecto conductor de programas de entretenimiento para desempleados y ancianas, dejó entrever por primera y última vez un ápice de cinismo: "bien, bárbaro...".

    No dejaba de ser perturbador que un actor menos que de reparto como el mal imitador de John Cusack con el corazón roto, al que la soltería llevó irremediablemente al sarcasmo, mostrara una pena más honda que la del propio protagonista, hombre con una vida ya establecida que de pronto se va a la mierda, en un pasado reciente plagado de indolencia y con respuestas para todo.. "Y... se venía gestando... pero todo bien, me estuvo ayudando a buscar departamento. Quiero mudarme cerca, así las nenas tienen dos casas. Lo que pasa es que es mi primera separación..."

    Dado que el consuelo no funcionaba, se me ocurrió decir que el éxito de los libros de Osho en parte se debe a que el autor plantea algo así como la idea de una gran familia con lazos de sangre a medias: los hijos de tu ex, los que tuviste con tu ex, los tuyos con uno anterior, los de tu actual pareja, etcétera. Creyó que era un chiste y rió. Tal vez porque los que más o menos me conocen esperan un "remate" con gracia, tal vez porque Osho funciona mejor (mucho mejor) menos como gurú que como escritor fantasma de Saturday Night Live.

    NOTA: mientras esperaba el momento para despedirme, sin que la retirada pareciera forzosa, más considerando el riesgo de las susceptibilidades que debe acarrear una separación; sonó el celular de mi interlocutor. Su esposa, o ex esposa o futura ex esposa. Él: "sí, estoy a media cuadra... no, no, ya estoy, en cinco minutos... inicio, apagar equipo... no, está, dejala, estoy en dos minutos...".

    Fue él quien debió apresurar la despedida. El amante del amor, que una vez contaba haber perdido su oportunidad con la chica más hermosa que había conocido, cuando ella le preguntó si le gustaba Sandro y él respondió que no; de pronto estaba diciendo: "las mujeres no saben apagar una computadora... por eso se casan".

    Saturday, April 15, 2006

    When I was cruel

    Un profesor nos dijo una vez que hay dos clases de cinismo: una relacionada con la astucia, los fines y la competencia. Puso como ejemplo el de Carlos Corach. La otra más ligada a la humillación y la autohumillación, en la que no hay mayor competencia que la de no tomarse demasiado en serio el estado de las cosas. Mencionó a Diógenes masturbándose en la plaza pública.

    Un día nos enteramos que ese profesor que, a pesar de ser intelectualmente brillante, las jugaba de indolente tal vez para adaptarse mejor a a ese mundo que había depositado en él toda su crueldad; amaneció muerto. Se habló de problemas congénitos y de un ataque al corazón. Pero luego se supo que por la noche había ingerido un cocktail que no podia no ser infalible.

    Repo Man

    El primer sesgo de ingenuidad, cuando se adquiere una copiadora de cedes, consiste en suponer: "ahora que puedo grabar, no más discos prestados a mi ligue, o mejor dicho, no más operaciones absurdas para recuperarlos cuando el asunto haya perdido vigencia...". Y error. Lo que hace a un hombre hombre no es independizarse de sus padres, ni ganar más dinero, ni dejar el cigarrillo y suplantar la adicción a la cafeína por el té de hierbas, ni preferir una de Merchant-Ivory a una de Bruce Willis, ni tener en claro lo que querés (signifique lo que signifique esta afirmación), ni fingir madurez creyendo que por más afeminado que parezca hacer pilates o tai-chi le hace bien a tu cuerpo y ya; sino algo simple. Mucho más simple. Como prestarle discos originales a tu ligue, cuando en fin, Seinfield no hubiese durado tantas temporadas si alguno de sus personajes hubiera sentado cabeza. Y por algo cuando nos salen con el "no sos vos, soy yo", la primera respuesta que te viene es George Costanza diciendo "I`ve invented the `it`s not you it`s me` routine".

    La operación debe adaptarse siempre al contexto y a los materiales. En una ocasión, cuando se trataba de uno de Philiph Glass con recitados de Ginsberg, el ataque fue por asalto, salir del Hoyts Abasto, tocar timbre sin siquiera llamar, aceptar el café que te ofrecen por compromiso, recordarle que venías por tus discos y retirarlos, aprovechar mientras va al baño para curiosear su biblioteca y encontrar un diario íntimo que si no robaste como compensación fue porque era de cuando tenía doce años, en fin, nada muy interesante. Ese caso se denomina "Ataque a la Estrella de la Muerte". Recuperar tus discos es lo más parecido a esa larga caminata por la alfombra, con la princesa Leia condecorando a Han Solo.

    También cabe la opción "segundos afuera". Una vez me sucedió. Tan pocas ganas de volver a verla que, en fin, podés quedarte con los únicos dos o tres discos buenos que hay en tu colección y que son (ahora eran) los míos. Nada incunable: Benjamin Biolay, Richard Hawley, música para coger. Aunque una vez más, psicología inversa, ella insistirá para verse con la excusa de devolvértelos. Y de paso echarte en cara que siempre te interesaron más los discos que ella, y por qué no, deslizar alguna frase del tipo "no me decepcionaste como amante, sino como ser humano".

    Si el disco no es un imprescindible y la mujer lo vale, está la opción "siempre nos queda París". Conservalo, así nos queda una excusa para vernos, en algún momento más feliz (si es que acaso realmente existen los momentos más felices).

    La gran tragedia es definir en qué caso califica el caso presente. Caso presente, porque de alguna manera u otra siempre te van a abandonar si no es que la fobia no surge por iniciativa propia.

    Friday, April 14, 2006

    La soltería te hace sarcástico

    ¿Quién necesita una cita cuando tiene dos bolsas de Doritos de dos sabores diferentes (¡¡¡dos sabores!!! ¡¡¡diferentes!!!), Coca Cola con hielo y limón de tu propia planta, los dvd de "Escuadrón 633" y "Un dólar marcado" mientras baja en el programa de archivos compartidos "Piso de soltero" y "La boda de mi mejor amigo", imanes con los teléfonos de heladerías que hacen envíos hasta pasada la medianoche y más que suficiente Glenfiddich?

    Cecilio dice que es tan convincente como aquel episodio en que Homero da a una planta la forma de Marge, y sostiene que ya no la necesita (a Marge, no a la planta).

    Thursday, April 13, 2006

    Autobiografía

    Hará cosa de un par de meses, un director de cine me explicaba que hay películas que tal vez no sean obras maestras, pero que para él son películas muy importantes, en tanto que fueron muy importantes en su vida. Hay un libro de Fuguet al respecto, que no está mal. Tal vez después de todo no seamos la suma de todas nuestras decisiones, sino la suma de todas las películas imperfectas, que amamos por otras razones.

    Tal vez, ni siquiera haya una sola lista. Pero en fin...

    20) “Scarface” (Brian de Palma, 1983): hubo un tiempo en que las reproductoras de video pesaban más que una adolescente anoréxica y costaban lo que hoy un plasma o una imac. Si no tenías edad suficiente para pasar las restricciones en las salas, y tampoco video reproductor, sumabas un deseo para “cuando seas grande”. O rezabas para que algún día la dieran en la tele, con todo lo que eso implica. Vi la remake de “Scarface” por Canal 11, cuando lo administraba el Estado y la televisión por cable era un paquete de diez canales que sólo podía adquirirse en zona norte. Vi la remake de “Scarface” doblada, en dos emisiones (lunes y jueves) con cortes publicitarios y escenas mutiladas. Ni pensemos en el encuadre original, nadie sabía entonces que existía algo semejante. ¿Qué sería un clásico, en este contexto? Supongo que un texto que sobrevive a las malas traducciones. “El corazón de las tinieblas” en la edición del diario Crónica, pero Conrad al fin. Pacino hablando un castellano neutro, demasiado escuchado en telenovelas. MI NOMBRE ES TONY MONTANA.

    19) “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (Robert Zemeckies, 1988): la primera vez que recuerdo haber ido a peatonal Lavalle fue con mis padres, como compensación a mis reclamos por ver algo llamado “Arnold se encuentra con el Superagente 86”. En la que, decepción, aunque trabajaban Don Adams y Gary Coleman, no se trataba de un improbable encuentro entre Arnold Jackson (de “Blanco y negro”) y Maxwell Smart (de “El superagente 86”), sino el oportunismo de un distribuidor. Sólo equiparable al de aquellos episodios del señor Drumond en que recordaban los mejores momentos del año. Mucho más feliz fue la que recuerdo como mi segunda excursión a Lavalle. Aunque probablemente haya habido alguna anterior. Mi hermano quería ver “Cortocircuito 2”, yo “¿Quién engañó a Roger Rabbit?”. Mis padres tuvieron la palabra final. Y entramos al cine Concorde, hoy creo que una parrilla. Ahora sí, los encuentros improbables se volvían realidad. El pájaro loco con el pato Lucas y Betty Boop con Droopy y Sam Bigote. En una película con comedia, misterios, un detective, una historia de amor, monstruos, jazz, tal vez el cine era ni más ni menos que eso, puro artificio…

    18) “Trading places” (John Landis, 1983): nos, universitarios jactanciosos a los que no nos sobra el dinero, pero a los que tampoco nos falta para gastos improductivos; solemos hablar con frecuencia de “niveles de lectura”. Y en este sentido, tal vez, todo empezó con películas como ésta... comedia pura a tus diez años, alquilada como descarte cuando los que reservaban o iban más temprano se llevaban lo bueno; al poco tiempo, sintonizándola en un canal de aire, comedia más bien sofisticada a pesar de Jaime Lee Curtis pavoneando una vez más sus tan maravillosas tetas; luego cuando la soltería te hizo sarcástico empezás a captar un cierto humor muy sutil, en algún punto nostálgico; y a tiempo real es comedia y ya. A cagar con el BAFICI si repiten este cuento moral lleno de verdades muy tristes, en el que los hermanos Duke apuestan una cifra inicua para arruinar la vida de una persona (que por otro lado tal vez lo merece).

    17) “Duel” (Steven Spielberg, 1971): una de esas que repetían y repetían y repetían y repetían, en muchas ocasiones mutilada para llenar espacios televisivos. E incluso cinematográficos, al punto que recuerdo haberla visto por cuarta o quinta vez en el cine Martín Fierro de Ciudadela (hoy un Bingo), en doble programa con “Volver al futuro II”. Entonces no era “la ópera prima de Spielberg”, sino “la del camión asesino”. Tampoco tenía la menor relevancia que el guión fuera de Richard Matheson. Hace poco, al comentar a un amigo que la había visto editada en DVD, me incitó a comprarla. Ofreció incluso darme el dinero en caso de ser necesario. No hizo falta. La compré. Se la grabé. Ninguno de los dos todavía se atrevió a verla de nuevo. Demasiados buenos recuerdos. Y quién sabe, tal vez la chica tan brillante y graciosa no soportó el paso del tiempo. O tal vez sí, asumiendo que lo que cambió en realidad fuimos nosotros mismos.

    16) “Mona Lisa” (Neil Jordan, 1986): recuerdo una primera vez en que mis padres la alquilaron apenas salida en video. Creo que no la entendí, o me aburrió, estaba Michael Caine haciendo de Michael Caine y había un chofer ex presidiario y una prostituta de alto nivel que lo contrata para encontrar a una chica desaparecida. O tal vez sí la entendí porque a diferencia de mis padres pensé que era una película demasiado traumática para alguien de diez años. Volví a verla entrados los noventa, luego de la resurrección de Jordan con “The crying game”. En ese entonces no existía el BAFICI ni el concepto de cine “independiente”, y las grandes loterías que eran los videoclub de barrio acababan de ser reemplazadas por quinielas aún más caóticas como el cable y una cadena chilena llamada Errol`s, con el tiempo adquirida por Blockbuster. Fue en el Errol`s de Ramos Mejía, hoy un ex Todox2pesos, donde volví a toparme con “Mona Lisa”. Y sorpresa, era un precedente infinitamente más triste y sutil que “The crying game”. El espectador seguía el mismo camino que el protagonista. Se enamoraba a sabiendas de que todo iba a terminar mal. Muy mal. Y no porque hubiera muertos ni sangre ni grandes verdades que se descubren. Como dentro de unos pocos años, en nuestras propias existencias.

    15) “Goodfellas” (Martin Scorsesse, 1990): una vez me metí en una pelea. Dentro de mi secundaria. Quince amonestaciones para mí, cinco puntos en el párpado para mi contrincante. Si no me expulsaron, fue porque perderían al único alumno que había aprendido a leer de corrido. La culpa la tenía Joe Pesci. Luego de verla por primera vez en video, cuando estaba en séptimo grado, volví a ella una y otra y otra y otra vez a través de HBO. “Goodfellas” es, fue y será Tomy DeVito, el personaje de Joe que se carga a un gangster cuando lo mandan a lustrar sus zapatos. Todavía, en alguna fiesta, alguien recuerda su magistral “do you think I`m funny? Funny as what…? As a clown…?” Pero al mismo tiempo, “Goodfellas” es más, mucho más, más y más. Es el uso más desquiciado que se recuerde de una banda sonora, que va de Mina a Phil Spector y de Tony Bennet a Syd Vicious y a ¡¡¡Eric Clapton!!! Es Ray Liotta con delirios de persecución que no son tan desquiciados y su esposa tirando por el inodoro kilos de oro blanco, y los gangster nuevos ricos a los que deben eliminar por la ostentación que hacen luego de un robo y “Jimmy” DeNiro mandando a liquidar segundas líneas que le reclaman deudas, y esa escena en la cárcel con Paul Sorvino cortando la cebolla con una hoja de afeitar. Y ese final, con Ray Liotta mirando a cámara y asumiéndose como un perdedor.

    14) “Carne” (Armando Bó, 1968): recuerdo particularmente dos casos de sintonizar por la noche una película que no habías visto ni esperabas, y que al día siguiente todo tu curso estuviera hablando al respecto. Ambas a la medianoche, por Space. Una fue “Las edades de Lulú”, de Bigas Luna. La otra, “Carne”, con Isabel Sarli. La primera era una mención y un largo silencio. La segunda, horas y horas citando partes y diálogos enteros. En la primera escena un sujeto intenta violar a Isabel Sarli en un descampado, pero alguien la rescata… acto seguido, ella dice: “Gracias, gracias… pero yo a usted lo conozco… es Humberto, trabaja en el frigorífico… Gracias, gracias, no sé cómo agradecerle…”. Y él (Romualdo Quiroga): “Yo sí sé… con dinero del fresco… y ahora mismo…”. “Es que… no tengo…”. “Pero tenés CARNE… y de la buena…”. Y es vejada desde una panorámica mientras suena una versión de “La cumparsita” por Juan D`arienzo. Hay algo de desquiciado en este film: su banda sonora a base de tangos con compás demasiado marcado y telerim o como se escriba. Sus cambios caprichosos de color a blanco y negro, la inverosimilitud general de sus actores y escenas. No sólo no es una obra maestra, sino que tal vez ni siquiera sea una buena película. Pero tampoco es el bodrio sin salvación que observan algunos, ni el reducido objeto pop que celebran los afectados. Es un misterio. Creo que debo haberla visto unas dieciséis veces. No por su carga erótica, a estas alturas ingenua. Tampoco como objeto de risa involuntaria, con su larga secuencia en que el violador y sus amigos (Juan Carlos “Minguito” Altavista, entre otros) secuestran a Isabel Sarli, la encierran en un camión frigorífico y pasan uno a uno. Recuerdo un domingo al mediodía, con mi amigo Moranis, en el MALBA, y unos seis espectadores, ante una copia reluciente en 35mm. También recuerdo haberla citado mucho entre mis compañeros de viaje a Europa. Al punto que a nuestro regreso, un día que almorzamos en casa, alguien preguntó si tenía una copia y pidió especialmente que la pusiera. Y la vimos. CARNE SOBRE CARNE.

    13) “True lies” (James Cameron, 1994): Cameron está loco. Si quedan dudas ver la segunda temporada de “Entourage”, con Jim interpretándose a sí mismo y haciendo una fila como cualquier otro ser humano en una función del festival de Sundance, para ver al actor que quiere que sea Aquaman en una película indie cuyo director mezcla de Kubrick y Unabomber le negó una copia. Una mujer obesa se acerca, le pregunta si con “Titanic” quiso predecir el hundimiento de las punto com. A lo que responde: “Nah, quería hacer llorar a las chicas… ¿me convida uno de sus caramelos?”. Cameron está loco. Cada uno de sus encuadres es una fiesta, y cuando cada una de sus películas parece terminar, sigue y sigue y sigue. Es el John Ford de “Más corazón que odio” encerrado en una juguetería durante una navidad en la que se cumple un nuevo aniversario de la muerte de tus padres. El colmo de aquello que Truffaut definía como “filmar las películas que me hubieran gustado ver de joven”. La elección de “True lies” es caprichosa. Podría haber sido cualquier de las “Terminator” o “Aliens”, o incluso las que produjo para Kathryn Bigelow. Hay algo de grandioso en todas. Tal vez que esa historia que se cuenta, sólo se podría haber contado a través del cine. Tal vez que el sentido de la existencia del cine, sea el contar esas historias. Cameron está loco.

    12) “Heavenly creatures” (Peter Jackson, 1994): no tuve una infancia cinéfila. Tampoco una adolescencia. Más allá de ver en pantalla grande los sucesos que nadie se podía perder, el cine era, más bien, un entretenimiento secreto para inadaptados. Todavía recuerdo haber improvisado un resfrío para eludir un partido de fútbol en pos de “JFK”, de Oliver Stone, en el Monumental, con intervalo. O decidir a último momento no entrar al secundario, diciendo que me iba a casa, y en vez partir hacia la Lugones a por “Ojos negros” de Mikhalkov. Sin embargo, ir al cine sin compañía era un hábito para perdedores, amén de una misión absolutamente deprimente. Pero había excepciones que justificaban la aventura. Como esta historia de amor loco lésbico adolescente con canciones de Mario Lanza y Kate Winslet tuberculosa y cantando ópera. Valía la pena asumir la condición de perdedor incapaz de conseguir a alguien con quien ir al cine, si de vez cuando la experiencia era al menos la mitad de buena. Y así fue. Desde entonces, aunque esté saliendo con alguien, generalmente voy al cine sin acompañante. Y qué.

    11) “Il sorprasso” (Dino Risi, 1962): una de esas que se vieron demasiadas veces: alquilada por tus padres como recuerdo de su juventud, sintonizada por casualidad en canal 7, comprada como parte de la colección de la revista Página/30, yendo especialmente a la Lugones para disfrutarla en fílmico. Y que seguirías y seguís viendo, aún cuando leíste a Reisz y Pudovkin y algunos de sus cortes te den vergüenza ajena. Todo parece tan feliz, en un día de verano con tantas chicas en bikini como indicios de prosperidad económica, que algo huele mal. El perfecto descubrimiento de que los buenos no sólo no siempre ganan, sino que generalmente suelen perder. Y Catherine Spaak. Y Edoardo Vianello cantando “Guarda come dondolo” y “Abbronzatissima”. Y Gassman… tan psicótico, molesto e irremplazable como cualquier de tus mejores amigos.

    10) “Cul-de-sac” (Roman Polansky, 1966): no podía ser mala una película con Donald “Fuga de Nueva York” Pleasence, Jackie Bisset joven y dirigida por ese tipo medio loco que siempre salía en las revistas de la casa de tu abuela, por haber abusado de una menor. La anunciaban creo que en el canal cinco de Cablevisión. No recuerdo el nombre. Era uno en el que los Monty Python convivían con Edward Wood jr y el cine italiano de denuncia con Peter Jackson en su etapa gore. Y no. No era buena. Sino brillante. Era una puta locura. Empezabas a leer artículos en los que gente no muy lista se llenaba la boca hablando de Beckett, pero mientras leer Beckett te aburría, de pronto encontrabas una película con sus ideas, revisadas y mejoradas. Algo así como Laurel y Hardy luego de pasarse un rato por varias fiestas del swinging London tomando cosas muy raras. Ese castillo. Esa mujer que acusa a su marido de pusilánime y, cuando finalmente toma coraje, lo condena moralmente. Esos tipos malos con los que no se puede no simpatizar. Con el tiempo te enterarías que la protagonista se llamaba Francois Dórleac y que había muerto en un accidente de autos, muy joven y hermosa. Y que esa canción que te gustaba de esa banda que siempre te pareció sobrevalorada en comparación con los Kinks, estaba dedicada a ella.

    9) “Beautifull girls” (Ted Demme, 1996): durante uno de esos tiempos muertos del viaje de egresados, en que no hay excursión, si hubo ligue ya desapareció y tus compañeros de cuarto se recuperan de esa última cerveza que no deberían haber bebido; encontré un diario de la semana anterior. Había una cobertura del festival de San Sebastián. En la que mencionaban un premio a esta película. Una vez más, quedó grabada en mi mente, pero no como una de esas que se esperan con ansias. En parte porque tenía todo el aspecto de un directo a video, de esos que no siempre trae el videoclub amigo, al menos hasta que la consigue usada. Creo que la vi por primera vez en HBO. Creo. Sí estoy seguro que la volví a ver muchas veces por HBO. Y que entre los que la habíamos visto nos enterábamos no porque uno le preguntara al otro, sino porque espontáneamente surgía el método de calificación de mujeres a partir de su cara, cuerpo y personalidad, que implementan Matt Dillon y los muchachos. Nadie explicitaba la referencia. Aunque probablemente recordáramos en sincro esa perfecta escena con los amigos improvisando una versión de “Sweet Carolina”, o Natalie Portman jugándolas de lolita que canta una de Lou Reed. Beautifull loosers...

    8) “Rushmore” (Wes Anderson, 1999): Pauline Kael habló por todos nosotros, cuando el director Wes Anderon la llevó a un pase privado de su segundo largometraje y dijo: “Wes... no sé qué pensar...”. No es que haya algo de “alocado” en este comedia triste. Más bien hay algo de increíble y de imposible... la amistad entre el nerd con pésimas calificaciones y el padre millonario de unos compañeros a los que detesta y que lo detestan, la puja entre ambos por una maestra jardinera que acaba de enviudar y duerme en una réplica de la habitación de su esposo cuando era adolescente, un Bill Murray más cerca de “Albóndigas” que de “Perdidos en Tokio” lanzándose a la piscina con un cigarrillo entre los labios, el acuario que queda a medio camino y las obras de teatro con una puesta en escena no menos increíble. Tampoco supe qué pensar al salir del cine Normandie (¿o era el Gaumont?). No sé qué pensar ahora mismo, Wes. Y no se me ocurre mayor elogio posible.

    7) “Love Streams” (John Cassavetes, 1984: hay cenas de alta categoría que deberían empezar por el postre. No es que la entrada de fiambres ni el pollo a la parmesana estén mal, por el contrario, no podrían estar mejor... sucede que lo verdaderamente imbatible es el strudel caliente con helado y frutos del bosque, adornado con una jaula de caramelo. Lo mismo pasa con la filmografía de John Cassavetes. Antes de que el BAFICI le dedicara una retrospectiva, en algún videoclub que ya no existe tenían escondida una copia de su anteúltimo film, editada por Transmundo Home Video. Gena y John parecen pareja pero en realidad son hermanos. Gena quiere a su hija pero sus desequilibrios le ponen límites judiciales. John no quiere a su hijo pero debe verlo, anda toda la película con smoking en discotecas donde suena una mezcla de música disco y soul empalagoso. El final de una carrera, pero el principio de alguien que la descubre. La pérdida de una mirada si se quiere virgen, aunque a la vez cargada de condicionamientos en forma conciente; pero en fin, como tampoco existen los textos puros tal vez la búsqueda de data sobre una filmografía o un autor se trate nada más que de ampliar su obra cuando vimos todas sus películas. Cómo no pensar en tanto magnun opus cassavetiano a los John y Gena de la vida real, ella gritándole “¡¡¡NO SABES UNA MIERDA SOBRE ESCRIBIR PAPELES FEMENINOS!!!”.

    6) “One, Two, Three” (Billy Wilder, 1961): supe que esta película existía cuando, ya entrado en el fetichismo acumulador de datos inútiles, dieron por Films&Arts el documental de Scorsesse sobre los cien años de cine norteamericano: James Cagney haciendo comedia en lo que sería su última película en treinta años, tres soviets muy similares a los de “Ninotchka” fascinados por el capitalismo, un fracaso comercial cuyo rodaje en plena construcción del Muro de Berlín obligó a levantar locaciones idénticas en estudios. Sonaba demasiado bien. Hubo que esperar mucho tiempo para verla. Hasta que la diera Retro, doblada al castellano. Y aunque ya sabías que el director contaba no con siete u ocho obras maestras sino con siete u ocho obras maestras en géneros muy diversos, esta comedia no desentonaba en el contexto: un ejecutivo de Coca Cola del lado de Berlín Occidental debe recibir a la hija de un superior y, horror, la adolescente se enamora de un comunista y escapa al otro lado de la cortina de hierro... No es lo mejor de Wilder, pero tal vez sí la más wilderiana, junto a “The cookie`s fortune”. Puro comentario de sobremesa, que sintetiza el más lúcido cruce entre cinismo e indignación moral.

    5) “My best friend wedding” (P.J.Hogan, 1997): lo admito. La primera vez que la vi, en cine, sólo como el perdedor que soy y seré, me sentía Alex de “La naranja mecánica” atado y con pinzas en los ojos. Era mucho menos afectada que la anterior de su director, sobre una chica obesa que quiere casarse aunque no tenga novio y escapa de su realidad a través de canciones de ABBA, pero basura sentimentaloide al fin. No alcanzó que durante un par de años Antares insistiera con que merecía una segunda oportunidad. Tuvo que suceder un desaire de amor no correspondido, y su consecuencia de estar frente a la tele como un zombie o un ebrio yanqui que a las nueve am va por su tercer “six beer pack”, y agarrarla empezada en el cable. Y sorpresa. De pronto me encontré buscando horario de repetición, que como no encontré devino en excursión al videoclub amigo y la mirada entre sorprendida y sospechosa de su dueño hippie cuarentón ante un cliente que suele llevar cosas más “profundas”. Hay dos escenas: una cuando Julia Roberts besa al novio, los ve la novia, escapa, y el novio persigue a la novia, Julia Roberts persigue al novio, ¿y quién persigue a Julia Roberts...? Y ese final, una vez más, que hace suponer que la belleza no es verdad, sino que en todo caso la verdad radica en la tristeza: el amigo que llama por celular a Julia Roberts, la describe como nadie la conoce y le dice que podrá ser una perdedora y estar condenada a la soledad, pero que siempre lo tendrá a él a su lado.

    4) “When Harry met Sally…” (Rob Reiner, 1989): cuando la cinta con “My best friend wedding” llegó a su fin, al frenar la videocassetera apareció en The Film Zone esta película bastante vista a principios de los noventa, a través de la sucursal latinoamericana de HBO (cuando la compañía de cable no la había condenado al premiun). Iba por la escena en que Harry la invita al cine y Sally le responde que le encantaría, pero que ya tiene planes con alguien... Harry dice que saberlo lo pone muy feliz. Pero en fin... Probablemente no la odie tanto por rechazarlo como se odia a sí mismo por diluir su fatalismo cómico cuando está a su lado. De hecho, una hora más tarde, descubrimos que Sally es la última persona con la que quiere hablar antes de dormir. Y ella comportándose tan perra... Una vez le dije a una amiga que lo que hace realmente grande esta película es el hecho de que en la vida real Sally no hubiera besado a Harry durante el año nuevo en Nueva York, sino que lo hubiera mandado a tomar por culo. Mi amiga respondió: “yo sí lo besaría... si Harry no se pareciera a Billy Crystal sino a Jude Law...”. Tal vez la diferencia entre solteros y comprometidos es que mientras los comprometidos evidentemente odian a los solteros, insistiéndoles con presentaciones que no funcionan incluso antes de tener lugar; los solteros respetamos a las parejas, y hasta nos da alegría que existan, en los casos en que es evidente que amén de ser una pareja, son también grandes amigos. Lo cual no quiere decir que los grandes amigos puedan funcionar como pareja.

    3) “Elvis: that`s the way it is” (Denis Sanders, 1970): medianoche en el cine Cosmos, durante un BAFICI. Con mi amigo Pablo Sebrelli hablábamos de las canciones que no podían faltar en este documental sobre el último Elvis: “In the ghetto”, “Suspicious minds”, algún cover de Sinatra. Algunas estaban. Otras no. Lo cierto es que este documental de Denis Sanders era mucho más que un show en vivo o un compilado de shows en vivo. Empezaba, de hecho, mostrando los ensayos. Enfocando los juegos y chistes de un entorno de tipos jodidos salidos de una de Scorsesse. Empezando, por supuesto, por “el Coronel” Tom Parker. Un holandés que tenía prohibida la entrada a Europa, que asistió al funeral de su protegido con gorra de baseball y presionó a Vernon para que firmase a ciegas un contrato no muy ventajoso. El hombre que estuvo a muy poco de destruir el master de “Suspicious minds”, antes de que saliera a mercado. Hay demasiadas historias en torno a Elvis, todas demasiado buenas: su noche de tedio con los Beatles, su entrevista con Richard Nixon, o aquella vez en que una Priscilla prisionera en Graceland lo dejó por su instructor de karate, y contra las recomendaciones de su séquito Elvis contrató a un asesino a sueldo que finalmente lo timó. Entre el público que asiste a ver el show, aparece Cary Grant. Qué más se puede pedir de una película.

    2) “Bad Santa” (Terry Zwigoff, 2003): una vez tuve una cita. Quedamos en que llevaría una película para que viéramos juntos. Fue “Bad Santa”. Y por supuesto, la cosas no podría decirse que salieran bien. Era mi tercer encuentro. No con la cita, sino con la película. Comprada en Parque Rivadavia por un amigo, bajo mi presión, cuando yo había agotado mi presupuesto. Luego vista en cine junto a un público que había comprado la mentira diseñada por el distribuidor. Pensar “Bad Santa” como el anti “It`s a wonderfull life”. No hay wasp a la Jimmy Stewart sino un Billy Bob Thornton más parecido a un perro viejo quedándose sin pelaje. Si alguien no recupera la sonrisa luego de ver “Bad Santa”, mejor que piense en un cocktail de somníferos. No se puede elegir una escena favorita. Hay demasiadas: la bar tender judía que no conoció la navidad repitiendo FUCK ME SANTA, las negociaciones entre el enano y el vigilancia de la tienda vestido de cowboy, Thornton ebrio golpeando un maniquí, Thornton dando una lección a los compañeros de escuela que hacen un infierno de la vida del nerd, Thornton explicando que su familia no celebraba la navidad no porque fueran judíos sino porque su padre era un pedazo de hijo de puta golpeador, Thorton explicándole a un homosexual que por culpa de gente como él su hermano perdió un brazo en Vietnam, Thornton vomitando o perdiendo el control de sus esfínteres o manteniendo el bajo perfil conduciendo un BMW. Volvería a verla en este preciso instante.

    1) “Broken flowers” (Jim Jarmusch, 2005): anunciada como “película sorpresa” durante el festival de Pinamar, aunque los indicios eran bastante obvios para saber que se trataba, una vez más, de un improbable encuentro hecho realidad: Jim Jarmusch y Bill Murray. Escapé de un almuerzo para llegar a una función de prensa. Mi jefe estaba ahí, junto a su esposa. Cuando terminó, me dijo que el problema de la película es que en los primeros minutos promete demasiado, y luego no lo cumple. No supe qué responderle. O mejor dicho, mi respuesta consistió en permanecer las cuatro horas que duró la ceremonia de clausura, proyección incluida de “Las muñecas rusas”, y a la salida, al ver la fila de una función para público de “Broken flowers”, escapar esta vez de mi última cena en Pinamar. Pensaba limitarme a esos primeros minutos que van de Bill Murray en equipo de gimnasia FILA, recibiendo una carta misteriosa en la que se anuncia que tiene un hijo que lo está buscando, hasta que visita a la primera de sus cinco ex novias entre las que sale a buscar indicios. Pero cómo no esperar la escena del buen Bill con las secuelas de una paliza, visitando a su novia muerta...

    Thursday, April 06, 2006

    Motivo de separación

    Quedaron en que verían juntos una película. Pero el fin de semana del estreno ella tenía el cumpleaños de su amiga Flor (del que o bien huíste adrede o bien cuando le dijiste "bueno, vamos al cumpleaños de Flor", ella respondió "¿vamos...? ¿vos también sos amigo de Flor...? Mi ligue y mi mejor amiga ócultándome cosas...") y tus amigos no tuvieron mayor plan que el de ir a ver esa película, o aunque no haya sido el cumpleaños de Flor, tus padres te invitaron al cine, y mejor tenerlos dos horas callados que en la sobremesa, o tenías que hacer tiempo, o te juntaste con los muchachos para ir a ver otra pero sólo quedaban entradas para esa que quedaste en ver con ella... No importa. El punto es que te llama en la semana para ver esa película que ya viste hace tres días. Y que no resiste una segunda visión en tan poco tiempo... Sin mencionar lo caro que está el cine, y que el asesino de espectadores Jerry Bruckeimer más bien tendría que pagarnos (cena incluida) antes que pagar nosotros por la última de Michael Bay...

    ¿Cómo decírselo sin que se convierta en un motivo de separación? En un indicio de "lo poco que te interesa esta relación", cuando en fin, ¡¡¡es una puta película!!! Y no una muy buena...

    Tal vez, después de todo, la tópica es el mejor de los medidores para determinar cuán en serio van las cosas. Mi amiga ZV me contaba que hace unos años llegó a ver dos veces en tres dias "La roca". Estaba en una relación larga, claro. Hace poco un ligue le pospuso "Match Point", ZV la vio con sus amigas y cuando el sujeto llamó en la semana para ir juntos, ella se limitó a responder: "creeme, me conozco mejor que vos... esto no va a funcionar..."

    Sunday, April 02, 2006

    Elogio del amor

    MALAS NOTICIAS: confiando en el folleto que el prestador de televisión por cable amigo denomina "revista", las cero horas del viernes eran momento para ver la repetición del episodio de "Entourage" que te habías perdido el sábado pasado. Pero en cambio estaba terminando "Curb your enthusiam", la serie que suele seguirle... Y no, luego de los títulos de cierre no anunciaban a "continuación Entourage"...

    BUENAS NOTICIAS: lo que siguió fue "Before sunset" (Richard Linklater, 2004).

    Hace poco, un amigo me dijo que en su momento hice verbalmente perceptible todo mi desprecio por “Familia rodante” (de Pablo Trapero), en tanto que se estrenaba en la misma fecha en que había sido cancelada "Before sunset". Dudo que haya sucedido tan así. En primer lugar, porque hay películas (como “Familia rodante”) que de antemano más que nuestro desprecio, merecen nuestra absoluta indiferencia. Luego, nunca terminó de gustarme del todo el primer episodio de la saga de Linklater, “Before sunrise”. De hecho, el director que había hecho tan bien las cosas con “Dazed and confused”, parecía haber perdido el rumbo luego del neoexpresionismo new age de “Waking life” y el teatro filmado de “Tape”. Al margen de que “Before sunrise” era la película de cabecera de los chicos y chicas cool que en el ocaso de la fiesta menemista trabajaban seis meses al año, aprovechando la paridad con el dólar, y se iban de mochileros por Europa. Gente que si no se forzaba a un ligue disfrazado de historia de amor, para luego hacer una aún más forzada identificación con la película; regresaba con historias del tipo “las prostitutas checas son como la chica más linda de tu secundaria, y si les caés bien te las cogés dos veces habiendo pagado una…”. Ah.

    “Before sunrise” es la fiesta, “Before sunset” lo que suele suceder luego no sólo de terminada sino de pasado un buen tiempo de aquella noche tan maravillosa. “Before sunrise” es el momento en que dos personas descubren una “conexión”, “Before sunset” el después de… asumir que la afinidad por muy estrecha no basta y que hay una vida “real” a la cual adaptarse a la hora de seguir, sí esa es la elección de ambas partes. En el principio de “Before sunset”, el personaje de Ethan Hawke establece una diferencia entre la perspectiva de una persona romántica y la perspectiva de una persona cínica. “Before sunrise” es la película que odian los románticos (dado que el más escolar de los espectadores sabe que no habrá encuentro, y que si lo hubo ya nada volverá a ser como antes); “Before sunset” la que aman los cínicos (el chico lindo ahora es un infeliz padre de familia casado con una maestra jardinera, a la que es incapaz de abandonar pensando en el hijo que los llevó a casarse; la chica lista una psicótica posesiva que no sabe muy bien lo que quiere, soltera y capaz de un monólogo tan brillante como devastador en el que recuerda a sus novios ahora casados, que le agradecen porque no sabían nada antes de conocerla, ¿entonces por qué no le propusieron matrimonio? Los hubiera rechazado, pero hubiera sido un gesto muy noble…).

    En el momento de su estreno, Antares me dijo que era una película que a simple vista parecía improvisada, cuando en realidad tiene un trabajo muy elaborado de puesta, montaje y luz, y un ritmo poco visto en los diálogos. Cuando hacía ya varios meses que estaba en Blockbuster, mi primo la alquiló por decisión de su esposa y me dijo: “una películas de chicas, un embole, demasiado hablada, no pasa mucho…”. Antares es soltero y lleva tarareadas demasiadas canciones sobre corazones destrozados. Mi primo está casado con su novia de toda la vida y serán padres muy pronto.

    Hay un momento, cuando el sexo limita con el amor, o bien se trata de amor, o al menos te importa la persona con la que estás. Una coincidencia. Un cigarrillo, una canción en el equipo de música, una persona con la cabeza sobre tu pecho. El humo se disuelve en el aire, la canción termina, ella sigue ahí. Tal vez no por mucho tiempo. Tal vez no vuelva a repetirse. No necesariamente algo con ella o con quien fuere, sino la situación en sí. Tal vez no funcione. Tal vez te rompan el corazón. Pero queda un gran recuerdo. ¿Qué no es insalubre vivir de los recuerdos? ¿Finalmente se trató de una idealización?

    A quién le importa. Los buenos recuerdos precisamente no abundan.